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Manifestación frente a la embajada de EEUU en Jordania contra la declaración de Trump de Jerusalén como capital de Israel. (Khalil Mazraawi/AFP/Getty Images)

Este provocador libro ofrece muchas de las claves necesarias para comprender el marco geopolítico general de la relación de Occidente con los Hermanos Musulmanes.


libroThe Muslim Brotherhood and the West, A History of Enmity and Engagement

Martyn Frampton

Harvard University Press, 2018


La clase política del mundo árabe, en su mayor parte, no se hace todavía a la idea de que los islamistas pueden ganar las elecciones. En enero de 1992, el Ejército argelino intervino para evitar la victoria prevista del Frente Islámico de Salvación en la segunda ronda de las primeras elecciones relativamente libres y limpias que se celebraban en el país. El resultado fue una guerra civil en la que —según cálculos conservadores— murieron decenas de miles de personas, desaparecieron varios miles más y cientos de miles tuvieron que buscar refugio en Europa.

En Egipto, en 2013, Mohamed Morsi, miembro de los Hermanos Musulmanes y el primer presidente egipcio elegido en unas elecciones relativamente libres, fue depuesto por su ministro de Defensa, Abdel Fattah al Sisi. Las matanzas tristemente famosas de las plazas de Rabaa al Adawiya y Al Nahda en agosto de ese año, cuando las fuerzas de seguridad cargaron contra los manifestantes en favor de Morsi, produjeron, según Human Rights Watch, más de 800 muertos, y fueron el principio de años de represión brutal, no solo contra los Hermanos sino contra la sociedad civil en general.

En Túnez, por el contrario, el partido Ennahda —o Partido del Renacimiento—, que forma parte del movimiento de los Hermanos Musulmanes, ganó las elecciones parlamentarias en 2011 y las perdió en 2014, y ha encabezado dos gobiernos desde la caída de Ben Alí hace ya siete años. Hoy es el partido más numeroso de la Asamblea Nacional, forma parte de la coalición de gobierno y tiene ministros en el gabinete. Será interesante ver qué resultados obtiene en los comicios locales de mayo. Da la impresión de que la clase política lo ha aceptado, lo cual indica que el rumbo político del país está separándose del de sus poderosos vecinos.

El elegante y oportuno relato que hace Martyn Frampton de la relación de Occidente con los Hermanos Musulmanes durante los últimos 80 años ofrece una explicación sugerente del islamismo político en el contexto de la historia de la región en general. Aunque el libro se centra en Egipto, la cuna de los Hermanos en 1928, es una lectura esencial para tratar de entender qué ha sucedido en la región desde la caída de Ben Alí en Túnez.

El panorama que desprende esta obra es complejo y curiosamente opaco, sin duda resultado de la ambivalencia intrínseca de la organización respecto al ejercicio del poder. Su fundador, Hassan al Banna, lo describía como “un mensaje salafista, un método suní, una verdad sufí, una organización política, un grupo deportivo, una unión cultural y educativa, una empresa económica y una idea social”. ...