La actual Administración estadounidense apuesta por nuevos lobbies judíos más críticos con Israel.
Mark Wilson/AFP/Getty Images
El lobby o el grupo de presión es un instrumento esencial, amén de tradicional, en el engranaje de la política y del poder en Estados Unidos. Sin embargo, y aunque es un mito muy extendido entre la opinión pública internacional, el lobby proisraelí no tiene tanto poder e influencia en la toma de decisiones políticas en la Administración y en las Cámaras Legislativas de EE UU. Así al menos lo afirma Dan Flesher, escritor y crítico de la línea de actuación del AIPAC,y autor del libro Transformando el lobby israelí-americano (Potomac Books, Washington, 2009).
La capacidad del lobby proisraelí –que no es un organismo unitario y centralizado, sino que opera en varias organizaciones con distintos objetivos e ideología– se basa en la presión social y en el ruido que provoca en el mainstream estadounidense. Y he aquí su gran éxito: haber conseguido que el apoyo a Israel en EE UU sea algo políticamente correcto a diferencia de lo que ocurre en Europa.
El Comité Judío-Americano (AJC, en sus siglas en inglés) tiene un alcance y una estrategia distinta a la que posee el AIPAC. Como reza su eslogan Global JewishAdvocacy, extiende su influencia y presión política no solo a EE UU, sino a América Latina, y en un siguiente escalón a todo el mundo, pasando por Europa –con su importante trabajo en la extinta Unión Soviética- y en Oriente Medio. Y no sólo tiene más alcance geográfico, sino que también se ocupa de un abanico de temas bastante prolífico –a diferencia del AIPAC que únicamente se centra en todo lo concerniente a Israel y en sus relaciones con EE UU– como los derechos humanos, la integración de los inmigrantes en EE UU, la caridad hacia los más necesitados…siendo siempre, los pilares de su trabajo, el apoyo y la defensa del Estado de Israel y la lucha contra el antisemitismo.
Aun así, la fuerza del AJC se dejó sentir durante la Convención Anual celebrada el pasado abril. En ella se pudo palpar la competencia con el AIPAC. De hecho, David Harris, el director ejecutivo del AJC, en una reunión privada con la sección Latinoamericana afirmó, hablando sobre el trabajo de las lobbies judíos y proisraelíes en EE UU, que “solo el AJC puede traer a líderes políticos de todo el mundo, y sólo el AJC puede conseguir que el presidente de Panamá ordene a su embajador en la ONU de forma tan tajante que apoye a Israel”.
Durante las sesiones de trabajo y las conferencias de la Convención Anual, es de reseñar la asistencia, por ejemplo, del movimiento pacifista israelí Paz Ahora, esbozando el perfil más moderado que luce el AJC ante el conflicto en Oriente Medio.
De este perfil se ha hecho eco un nuevo lobby, llamado J Street, que se autocalifica, en palabras de su presidente, Jeremi Ben Ami, y en su ...
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