¿Larga vida a la yihad en el continente africano?

En los últimos años, el yihadismo se ha expandido por el continente africano. Desde el consolidado Al Shabab en Somalia, pasando por Al Qaeda en el Magreb Islámico, todo el conjunto de organizaciones terroristas que desestabilizaron Malí en 2012 y lo continúan haciendo, hasta llegar al más letal Boko Haram nigeriano. Sin embargo, estos grupos no se han conformado con actuar en sus países de origen y están extendiendo sus tentáculos a otros que hasta ahora estaban libres de esta amenaza. Camerún, Chad, Kenia y Burkina Faso son los nuevos campos de batalla del yihadismo en África.

 

Camerún

Una mujer y un niño heridos tras un ataque terrorista suicida en el norte de Camerún. Stringer/AFP/Getty Images
Una mujer y un niño heridos tras un ataque terrorista suicida en el norte de Camerún. Stringer/AFP/Getty Images

Este país presenta riesgos añadidos para que la amenaza de Boko Haram se vuelva aún más grave de lo que ya es. Desde 2013 el grupo yihadista atenta en suelo camerunés sin cesar. Según Hans de Marie, la organización ha reclutado más de 3.500 cameruneses en los últimos tres años, lo que da cuenta del atractivo que ejerce en parte de la población. Pero al igual que sucede en Nigeria, las razones no son religiosas. Más bien están relacionadas con su pertenencia al mismo grupo étnico que el de la mayoría de los miembros de la organización terrorista, el kanuri. La pobreza y también la fuerza obligan a muchos jóvenes a enrolarse en el grupo yihadista, con la esperanza de así poder ayudar a sus familias. Las medidas antiterroristas llevadas a cabo por el Gobierno camerunés, con violaciones de derechos humanos en las comunidades fronterizas con el norte de Nigeria, también contribuyen a avivar las tensiones existentes.

El panorama es sombrío. El problema no es sólo la presencia efectiva de Boko Haram en el norte y los atentados suicidas que están cobrándose numerosas vidas, sino que también tiene que ver con el cambio en el panorama religioso camerunés, en el que las organizaciones tradicionales religiosas se están viendo mermadas por el auge de nuevas visiones, más radicales y que están contribuyendo a crear un clima de violencia. Camerún es un país con un 22% de población musulmana y un 63% de cristina donde ambas fes están siendo reformadas. La primera por medio de jóvenes que profesan creencias wahabíes y salafistas, muy opuestos al islam tradicional camerunés dominado por las corrientes sufíes. La segunda a través del auge de iglesias resurreccionistas, que predican la intolerancia religiosa y condenan el diálogo con otras religiones. De no cambiar estas orientaciones, la penetración del yihadismo en este país puede tener largo recorrido.

 

Chad

Un niño nigeriano en un campo de refugiados en la región del Lago Chad hace terapia psicológica en un programa promovido por Unicef. Philippe Desmazes/AFP/Getty Images
Un niño nigeriano en un campo de refugiados en la región del Lago Chad hace terapia psicológica en un programa promovido por Unicef. Philippe Desmazes/AFP/Getty Images

Este Estado africano también sufre los estragos del terrorismo  islamista de la mano de Boko Haram, especialmente en la zona sur del país, en la región del lago Chad, fronteriza con Nigeria y Níger. El presidente ...