Mantener buenas relaciones con los autócratas es un lamentable pero a menudo necesario componente del delicado ejercicio de equilibrio que es la política exterior estadounidense. Pero, como Washington aprendió una vez más con los últimos acontecimientos, apoyar a un líder tiránico por el bien de la estabilidad puede presentar sus propios riesgos. He aquí ocho alianzas más que podrían resultar embarazosas.

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ARABIA SAUDÍ

Líder: Rey Abdalá

Historial: El rey ha gobernado Arabia Saudí desde 2005. Como dirigente de un país que carece de elecciones, Parlamento y partidos políticos, Abdalá y su familia ejercen un poder sin restricciones dentro del reino y también —gracias a su control de un quinto de las reservas de petróleo del mundo y dos de los lugares más sagrados del islam— bastante influencia más allá de sus fronteras. Abdalá sorprendió a muchos al acometer algunas reformas menores de las altas esferas del establishment religioso del país en 2009. Aunque esto pudo deberse más a un deseo de consolidar su poder que a algún tipo de iluminado impulso pluralista. El rey, de 86 años, ha sufrido un deterioro de su salud en los últimos años, lo que ha provocado especulaciones sobre cuál de sus parientes le sucederá.

Arabia Saudí sigue siendo uno de los países más represivos de la Tierra, en especial para sus 9 millones de ciudadanas, a quienes se les impide ejercer muchos trabajos o conducir, y por ley son consideradas de manera legal sometidas a sus maridos. Esta vetado practicar cualquier religión que no sea el islam. La tortura y la detención sin juicio son habituales. Alrededor de 2.000 personas fueron arrestadas sólo en 2009 por acusaciones políticas.

Apoyo de Estados Unidos: Ya sea con besos y apretones de manos o haciendo reverencias, se puede contar con que los presidentes estadounidenses de ambos partidos muestren siempre su afecto por la Casa de Saud, una tradición que se remonta a la Administración de Franklin Roosevelt. Siendo el único país en el mundo con una “capacidad de producción adicional” —suficiente petróleo extra como para poder influir en los precios globales de la energía a voluntad—, la cooperación saudí es crucial para mantener en ebullición a la economía en EE UU.

Desde el 11-S los saudíes también han proporcionado asistencia e información de inteligencia para la guerra contra el terror liderada por Washington y tomado duras medidas contra los extremistas violentos, tanto en el reino como al otro lado de la frontera con Yemen. No obstante, siguen en el aire las preguntas sobre el grado en que los miembros de la familia real saudí todavía proporcionan ayuda económica a Al Qaeda. Estados Unidos depende también de la estabilizadora influencia de Arabia Saudí en Oriente Medio como contrapeso a Irán y de su papel como mediador con la Autoridad Nacional Palestina. En 2010, la relación se consolidó aún más gracias a un acuerdo armamentístico por valor de 60.000 millones de dólares (unos 43.000 euros) que incluía cazas, helicópteros y misiles.

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YEMEN

Líder: Alí Abdullah Saleh

Historial: Saleh primero se hizo con el poder en Yemen del Norte en un golpe militar en 1978 y ha gobernado el país entero desde su unificación en 1991. Los partidos de la oposición son marginados, las elecciones parlamentarias han sido pospuestas indefinidamente y los civiles frecuentemente se ven alcanzados por las ofensivas militares en el anárquico Sur.

Yemen es tanto uno de los países menos estables del mundo —con una insurgencia de rebeldes chiíes actualmente activa en la región sur— como uno de los más represivos: las detenciones arbitrarias y la tortura están generalizadas, y los asesinatos de honor de mujeres a manos de miembros de sus familias con frecuencia queda impunes. Inspirados por los acontecimientos de Túnez y Egipto, los manifestantes han comenzado a lanzarse a las calles de la capital, Saná, para celebrar protestas casi diarias desde mediados de enero, exigiendo la salida de Saleh como presidente.

Apoyo de Estados Unidos: Saleh podría parecer un insólito aliado estadounidense. Además de su estilo autocrático y tolerancia de la corrupción oficial, fue un estrecho aliado de Saddam Hussein y apoyó la invasión de Kuwait por parte de Irak en 1990. Pero el antiterrorismo hace extraños compañeros de cama, los grupos extremistas presentes en el interior de Yemen han sido la fuente de numerosos ataques anti americanos, desde el atentado contra el U.S.S. Cole en 2000 al complot de la bomba del día de Navidad de 2009 o al intento de atentado con una bomba escondida en una impresora en 2010. Además, es el hogar del renombrado terrorista Anwar al Awlaki y de Al Qaeda en la Península Arábiga. Dados los peligros que emanan de Yemen, los responsables de las políticas de EE UU han decidido que los esfuerzos del mandatario yemení por restaurar el orden en el país son la mejor apuesta para prevenir más ataques, y la ayuda miliar destinada a la región se ha, más que, doblado desde el complot de Navidad. Es probable que la ayuda de Washington a Yemen para el Ejército alcance los 250 millones de dólares en 2011, lo que se sumaría a un sustancial aumento en la asistencia al desarrollo.

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JORDANIA

Líder: Rey Abdalá II

Historial: Cuando Abdalá, que había disfrutado de una educación occidental, llegó al trono en 1993, despertó grandes esperanzas de que se produjeran reformas políticas. El Gobierno levantó 20 años de ley marcial en 1989, restaurando el Parlamento. Pero a esto no le siguió una democracia abierta. El sistema electoral del país sigue estando plagado de fallos, con los distritos electorales configurados de manera que favorezcan a los candidatos tribales y a aquellos que son leales al Estado. El mayor partido de la oposición, el Frente de Acción Islámica, vinculado a la Hermandad Musulmana, ha boicoteado las dos últimas elecciones parlamentarias alegando que el fraude y la compra de votos eran generalizados. La Administración jordana ha citado el éxito electoral de Hamás en los cercanos territorios palestinos para justificar el lento ritmo de las reformas políticas en el país.

El cambio en las medidas económicas de Abdalá han dado como resultado un crecimiento constante del PIB pero, como en Egipto, esto no se ha traducido en una mejora en la calidad de vida de los ciudadanos más pobres. El desempleo puede llegar al 30% en el reino, y la tasa de pobreza es de alrededor del 25%. Miles de personas protestaron contra las políticas económicas del Gobierno con una sentada en el exterior del Parlamento el 16 de enero.

Apoyo de Estados Unidos: La Casa Blanca confía en Jordania para que le preste asistencia en la lucha contra el terrorismo, así como en su a menudo constructivo papel en el proceso de paz palestino-israelí. Bajo la familia real, Jordania ha seguido una de las políticas exteriores más sistemáticamente pro estadounidenses de Oriente Medio. Ésta se ha visto recompensada con más de 6.000 millones de dólares en ayuda al desarrollo desde 1952, es el segundo mayor receptor de ayuda exterior de EE UU per cápita. En 2010, Washington y Ammán firmaron un acuerdo de desarrollo por valor de 360 millones de dólares. El primero también ha proporcionado una significativa ayuda al Ejército jordano, incluyendo una nueva flota de cazas F-16 en 2007.

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ETIOPÍA

Líder: Meles Zenawi

Historial: Las elecciones de 2010, en las que el partido del primer ministro Meles Zenawi logró un sorprendente 99,6 % de los votos, fueron la culminación de lo que la organización Human Rights Watch llamó “la estrategia de cinco años de cierre sistemático del espacio para la disidencia política y la crítica independiente”. Ésta incluía ataques y arrestos de importantes figuras de la oposición, la clausura de periódicos y los ataques a periodistas críticos con el Gobierno, y el reparto de la ayuda alimentaria internacional como incentivo para hacer que los etíopes pobres se unieran al partido gobernante.

Además de los ataques a los medios de comunicación nacionales y las ONG, el Estado también interfirió las emisiones de Voice of America y Deutsche Welle en el periodo previo a las elecciones. La ONG estadounidense Freedom House rebajó la clasificación de Etiopía a No libre por primera vez este año en su estudio anual Libertad en el mundo.

Apoyo de Estados Unidos: Etiopía, que comparte fronteras con Sudán y Somalia, se beneficia de ser, al menos en teoría, un Gobierno pro estadounidense en un vecindario muy peligroso. En 1998, el presidente Bill Clinton describió a Zenawi como el líder de un “Renacimiento africano”. El fuerte apoyo de Washington a Addis Abeba continuó bajo el mandatario George W. Bush, que veía al Estado, fundamentalmente cristiano, de Zenawi como un baluarte contra el extremismo islámico en África Oriental, y proporcionó una lluvia de millones de dólares en ayuda militar. Bush se opuso a leyes que vinculaban la asistencia bélica para Etiopia con los derechos humanos y dio un apoyo tácito a su invasión de Somalia en 2007.

La retórica es algo menos entusiasta bajo la Administración Obama —el Departamento de Estado criticó con dureza las elecciones de 2010, por ejemplo— pero Estados Unidos continuará financiando a Etiopia con hasta 583,5 millones de dólares este año, a pesar de las evidencias de que el Gobierno está usando directamente esta ayuda para sofocar la disidencia.

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UGANDA

Líder: Yoweri Museveni

Historial: A Museveni se le llena la boca hablando de democracia, desarrollo económico y medidas anti corrupción. Para ser justos, sí que instituyó varias reformas prometedoras al comienzo de su presidencia, fomentando el desarrollo de la prensa libre y de elecciones tras décadas de gobiernos autoritarios. Pero ahora el presidente ha comenzado a parecerse a sus predecesores, aboliendo las limitaciones de duración de los mandatos tras casi tres décadas en el poder, lanzando ataques legales contra periodistas independientes, acosando a los partidos de oposición y volando en un jet privado de 50 millones de dólares mientras más de un tercio de su pueblo vive con menos de 1 dólar al día, habiendo criticado con anterioridad a otros líderes africanos por permitirse lujos similares. Las ONG han documentado también numerosos casos de detenciones ilegales y torturas por la Fuerza Conjunta Antiterrorista del país.

Uganda se ganó la condena internacional en 2010 por una propuesta de ley, todavía pendiente de aprobación, que castigaría la homosexualidad con duras condenas, incluyendo la pena de muerte. Museveni apoyó inicialmente la ley pero más tarde se echó para atrás, cuando varios países en Europa amenazaron con retener sus ayudas. El más destacado activista a favor de los derechos de los homosexuales, David Kato, murió tras recibir una paliza el 27 de enero, sólo semanas después de que un popular tabloide publicara su foto junto al pie Colgadles.

Apoyo de Estados Unidos: El estable Gobierno, el desarrollo económico y la efectiva respuesta al VIH/sida de Uganda han convertido al país en una especie de emblema del desarrollo africano, y es uno de los principales receptores de la ayuda estadounidense en el continente. Además, Museveni ha ayudado a sus amigos de Washington contribuyendo con casi 3.000 soldados de mantenimiento de la paz a la misión internacional en Somalia y llevado a cabo una gran ofensiva militar contra el Ejército de Resistencia del Señor, uno de los grupos rebeldes con peor reputación de África.

Obama en un principio pareció reticente a tratar de quedar bien con Museveni, negándose a varios intentos del líder ugandés de asegurarse un encuentro en la Casa Blanca y criticando en público la ley contra los homosexuales. Pero la Administración estadounidense permaneció prácticamente en silencio después de que el mandatario usara el atentado durante el Mundial de Fútbol de 2010 cometido por los militantes somalíes de Shabaab en Kampala, como pretexto para limitar aún más la cobertura de los medios de comunicación y a los partidos de la oposición. En lo que, muy probable, es un intento de equilibrar la preocupación por la democracia con la necesidad para el apoyo continuado de Uganda en Somalia. El secretario de Estado adjunto para Asuntos Africanos de Estados Unidos, Johnny Carson incluso manifestó a los periodistas que el país había celebrado “unas elecciones libres y limpias”, contradiciendo los propios informes del Departamento de Estado, que mencionaban numerosas irregularidades.

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UZBEKISTÁN

Líder: Islam Karímov

Historial: Karímov, el primer y único presidente del país tras su independencia, ha sofocado de forma sistemática cualquier disidencia política, proscribiendo a los grupos de oposición —especialmente islámicos—, oprimiendo a la prensa y encarcelando a miles de personas. Uzbekistán es citado como uno de los peores torturadores del mundo, y en sus abarrotadas cárceles se administran castigos que incluyen palizas, violaciones e incluso la práctica de hervir a los detenidos. Tashkent se enfrentó a la condena internacional en 2005 después de que cientos de manifestantes desarmados que protestaban para apoyar a un grupo de empresarios locales arrestados fueran disparados por las fuerzas de seguridad en la ciudad de Andiján. Karímov ha extendido en repetidas ocasiones su propia permanencia en el poder más allá del límite de dos mandatos impuesto por la Constitución y los observadores internacionales han rechazado las elecciones del país calificándolas de farsa.

Apoyo de Estados Unidos: Uzbekistán clausuró una base aérea estadounidense en el país en 2005, tras las críticas por parte de Estados Unidos a los sucesos de Andiján. Ésta sigue cerrada, pero las relaciones están mejorando. El general David Petraeus realizó una visita de perfil alto en 2009 para hablar de un posible papel de la región en la guerra en Afganistán liderada por Estados Unidos. En abril de ese año, Washington y Tashkent firmaron un acuerdo para permitir que los suministros para la actividad de la OTAN pudieran atravesar las fronteras uzbekas. En noviembre de 2010, el responsable del CENTCOM (Mando Central de Estados Unidos), el general James Mattis, visitó la zona para firmar un pacto de cooperación en materia de seguridad, incluyendo entrenamientos militares.

La Administración estadounidense ha continuado presionando a Uzbekistán para que haga mejoras en la situación de los derechos humanos, pero los terrenos del país, y su proximidad a la guerra en Afganistán, son demasiado valiosos para que a éste se le aísle en su totalidad.

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KAZAJSTÁN

Líder: Nursultán Nazarbáyev

Historial: Nazarbáyev, ex líder del Partido Comunista Kazajo, ha gobernado el país sin desafíos políticos serios desde su independencia en 1991. Las restrictivas leyes electorales hacen casi imposible que los partidos de oposición se presenten a las elecciones, a los periódicos que critican al Gobierno se les acosa sistemáticamente y son clausurados, y se dice que la corrupción —en especial relacionada con el sector de la energía— es generalizada en todo el Estado.

En enero, el sumiso Parlamento kazajo pidió a Nazarbáyev que convocara un referéndum que extendería su mandato hasta 2020, saltándose por completo las elecciones previstas para 2012 y 2017. La policía reprimió con mucha dureza las protestas de la oposición contra esta medida. Tras la condena internacional del plan, el mandatario lo descartó y en su lugar convocó unos repentinos comicios presidenciales que se celebrarían casi dos años antes de lo previsto.

Apoyo de Estados Unidos: Kazajstán y Estados Unidos han cooperado desde 1996 en un proyecto para garantizar la seguridad e irse deshaciendo del material nuclear de la era soviética que hay en el país. Kazajstán también ha proporcionado rutas de paso para la guerra en Afganistán liderada por EE UU. Los estimados 2.400 millones de metros cúbicos de gas natural de la región lo convierten además en un socio regional muy atractivo.

Para ser justos, Kazajstán no es ni de lejos tan represivo como sus vecinos de Asia Central, ha sido más efectivo logrando un desarrollo económico y es —junto a Ucrania— uno de los casos de no proliferación más exitosos desde el fin de la Guerra Fría. Pero los elogios de Estados Unidos hacia el régimen, que nunca ha celebrado unas elecciones disputadas, han sido a veces, de forma ridícula, efusivos. En una reunión en 2006 entre Bush y Nazarbayev, el presidente estadounidense describió Kazajstán como una “nación libre con un compromiso hacia las instituciones, que permitirá florecer a la libertad”.

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VIETNAM

Líder: Nguyen Tan Dung

Historial: El Partido Comunista de Vietnam es el único permitido por la ley y designa al líder del país de entre sus propias filas —Nguyen Tan Dung fue nombrado para un segundo mandato el 26 de enero—. Según Human Rights Watch, el país ha intensificado su represión de los derechos humanos durante el año pasado, encarcelando a defensores de los derechos humanos, blogueros, y activistas anti-corrupción. Los grupos religiosos, tanto cristianos como budistas, se han enfrentado a un acoso constante. La brutalidad policial y las muertes bajo custodia de las fuerzas de seguridad son habituales.

Como China, Vietnam filtra Internet dentro del país, bloqueando las websites molestas y exigiendo a los proveedores del servicio y a los cibercafés que instalen un software de seguimiento para poder rastrear la pista de los usuarios.

Apoyo de Estados Unidos: Treinta y cinco años después del final de la Guerra de Vietnam y quince después de que se restauraran las relaciones diplomáticas, la amistad entre ambos no ha sido nunca tan estrecha. Los dos países firmaron un acuerdo de libre comercio en 2006, un paso que acercaba más a Vietnam a la entrada como miembro en la Organización Mundial del Comercio (OMC). Con un ojo puesto en la ascendente China, también han reforzado la cooperación en defensa, incluyendo ejercicios de instrucción militar y un potencial acuerdo nuclear civil. En 2010, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, dijo que a pesar de las “profundas diferencias” en materia de derechos humanos, era el momento para que los dos llevaran su relación al “siguiente nivel”.

Esos impulsos pueden resultar más difíciles de conciliar de lo que Clinton hubiera esperado. En enero de 2011, Estados Unidos presentó una protesta al Gobierno vietnamita después de que un diplomático estadounidense fuera arrojado al suelo tras un forcejeo y luego arrestado por la policía mientras intentaba visitar la casa de un destacado disidente de Vietnam.