
En el mundo, los refugiados suman cerca de 60 millones, poco menos que la población de Francia. No obstante, no todos reciben el mismo tratamiento mediático, ni captan similares atenciones políticas. Si los sirios, los afganos y los iraquíes han estado en el centro de la agenda europea por sus historias particularmente dramáticas; otros, en particular varios provenientes de países africanos donde el respeto por los derechos humanos es una utopía, han sido considerados erróneamente inmigrantes económicos.
“Solamente los sirios, afganos e iraquíes son refugiados”
Falso. Los países del Cuerno de África siguen produciendo cantidades récord de refugiados, en particular Somalia. Tan solo en 2014 más de un millón de somalíes abandonaron su país de origen. Además, de Sudán huyeron 800.000 personas, y del Congo, Myanmar y Sudán del Sur juntos se fugó medio millón. Igualmente de Irak, Colombia y República Centroafricana, se fueron 400.000 personas en 2015, según cifras de la agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR).
No es casualidad. En cada uno de estos países, hay conflictos en curso.
Desde la caída del dictador Mohamed Siad Barre, Somalia vive sumida en la guerra crónica y el caos desde el conflicto civil de 1991, lo que posteriormente generó una intervención militar de Estados Unidos (1992) -que también fracasó- y la infiltración de todo tipo de criminales y grupos extremistas. Entre 2008 y 2009, el país se ganó las portadas de muchos diarios internacionales únicamente por el fenómeno de los piratas somalíes que secuestraban barcos con tribulaciones europeas, un fenómeno que ahora ha disminuido. Esta reducción de la piratería no se debe a que se hayan solucionado los problemas endémicos de hambre, marginación y persecución que padece gran parte de la población local, sino porque los barcos europeos -en la zona, pescan atún y otros peces muchas compañías francesas, españolas e italianas- han aumentado la seguridad y están más armados.
Otro es el caso de un conflicto más reciente como el de República Centroafricana, donde en los últimos dos años se desarrolló una cruenta guerra étnico-religiosa, entre cristianos y musulmanes, en una zona en la que sobran los intereses de numerosas compañías internacionales -incluso europeas- en sectores tan rentables como el petróleo, la minería, infraestructuras, telecomunicaciones y diamantes.
“Los africanos que vienen a Europa son migrantes económicos”
Sí y no. La opinión pública europea y buena parte de su clase política consideran a los africanos como migrantes económicos, es decir, personas que se desplazan a causa de que huyen de la pobreza y marginación en sus países de origen. Y esto, en numerosos casos, es cierto.
No obstante, entre las personas que llegan a Europa, un colectivo muy visible es el de los eritreos, los cuales no provienen precisamente de uno de los Estados más democráticos del mundo. Más bien lo contrario. Este país africano es hoy es una de las naciones más represivas y cerradas del continente. Tanto ...
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