La impunidad y la dependencia mediática de los poderes regionales aparecen como algunas causas de la persistente violencia contra los profesionales de la información en un país donde, pese a los logros de la última década, los derechos humanos siguen vulnerándose de forma lamentable.

La última mala noticia llegaba el pasado febrero: Santiago Andrade, camarógrafo de TV Bandeirantes, falleció cuatro días después de ser alcanzado en la cabeza por un explosivo mientras cubría una manifestación en Rio de Janeiro. Llovía sobre mojado: 2013 fue un año de luto para el periodismo en Brasil, con cinco periodistas muertos, según Reporteros Sin Fronteras (RSF). Todos fueron asesinados por sicarios. Y 2014 ha comenzado mucho peor: en lo que va de año ya se han registrado tres muertes violentas de periodistas.
La Asociación Brasileña de Periodismo de Investigación (Abraji) reveló, en una encuesta realizada en junio, que durante la oleada de manifestaciones de mediados del pasado año, en protesta por el despilfarro de los megaeventos deportivos y por el aumento del precio del autobús, 52 periodistas fueron agregidos y ocho arrestados en 10 de los 26 estados brasileños. En total, la Abraji registró un total de 114 vulneraciones de derechos contra los periodistas en 2013, y 71 de estos casos se produjeron de forma deliberada, esto es, después de que los profesionales se identificaran como tales.
Las agresiones se repitieron el 7 de septiembre en las manifestaciones con motivo del Día de la Independencia. Sólo ese día, según la Abraji, se registraron agresiones a 20 periodistas. El 85% de estas agresiones son responsabilidad de la policía, que durante las protestas se mostró agresiva tanto con manifestantes y, también, con los medios de comunicación. Pero la Abraji ha criticado también la actitud de ciertos manifestantes, que se muestran hostiles con los reporteros por trabajar para medios muy criticados por la izquierda, como la Red Globo. Una parte de los brasileños que acude a estas protestas ve tan deslegitimados a estos periodistas como a los medios para los que trabajan.
Lo más preocupante es que la situación de los periodistas está empeorando en Brasil en los últimos años. Entre 2002 y 2011, fueron 24 los periodistas asesinados. Según el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ) , en 2013 Brasil ha desbancado a México y Colombia como el país más mortífero para los periodistas en América. Por su parte, la Federación Latinoamericana de Periodistas iguala a México y Brasil, con siete muertos cada uno. Porque las cifras bailan: asociaciones como RSF, CPJ, Article 19 o Asociación Interamericana de la Prensa (IAPA) ofrecen datos diferentes, porque no usan los mismos parámetros: algunos consideran que deben ser muertes en respuesta por el ejercicio profesional, otros utilizan criterios más flexibles. De ahí que, para 2012, Article 19 reportara siete periodistas asesinados; IAPA, seis; RSF, cinco, y CPJ, cuatro.
En lo que sí están de acuerdo todas las organizaciones es en que en 2012 y 2013 ...
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