La tradicional visión del papel de la mujer en la sociedad cubana hace que para ellas ejercer la disidencia sea aún más difícil. Quien lleva faldas tiene que recordar que también tiene cabeza y demostrar que no se amedrenta ante las amenazas. Hace una década que el movimiento femenino en la oposición ha ido cobrando fuerza hasta provocar un cambio en la estrategia represiva de las autoridades de la isla.

Berta Soler (en el centro), cofundadora de las Damas de Blanco, junto con mujeres de la disidencia, de la oposición y de representantes del exilio durante un acto en Florida. Joe Raedle/Getty Images
Berta Soler (en el centro), cofundadora de las Damas de Blanco, junto con mujeres de la disidencia, de la oposición y de representantes del exilio durante un acto en Florida. Joe Raedle/Getty Images

Es noche cerrada. Cuando el reloj marca las cuatro de la madrugada, Berta Soler sale de su casa a hurtadillas. No es por miedo. Es por puras cuestiones prácticas: no ve más remedio que levantarse en plena noche para dar esquinazo a sus vigilantes y asegurarse de que llegará a la sede de las Damas de Blanco para abrir la puerta a sus compañeras. Hoy se reúnen las esposas, madres, hermanas, hijas de opositores presos o ex prisioneros para conmemorar el 65º aniversario natalicio de su líder fallecida, Laura Pollán. Pero no todas conseguirán llegar.

El pasado 13 de febrero de 2014 la denominada "policía política" cortó el paso a todo peatón y vehículo sobre las 10 de la mañana en los alrededores de la sede, relata Soler. Las Damas de Blanco que llegaron más tarde ya no pudieron asistir al encuentro. Al domingo siguiente detuvieron a 150 de estas mujeres en todo el país durante sus habituales marchas pacíficas, según el recuento de la organización.

"Somos reprimidas, somos amenazadas, pero vamos" cuenta con orgullo la actual líder del movimiento. "Tenemos nuestras estrategias pero a veces lo hacemos público. Si no me dejas llegar, el mundo conoce que tú me prohíbes y me limitas de [sic] mis libertades como ser humano".
Por eso van todos los domingos a las iglesias del país donde tienen delegaciones y marchan de forman pacífica a favor de la libertad de los presos políticos y del respeto de los derechos humanos… antes de acabar -a menudo- detenidas. Además, el Gobierno sabe que se reúnen a mediados de mes en "tés literarios" para "organizarse, perfeccionarse y educarse", explica.

Fuerte, firme, contundente. Así se muestra esta habanera a su paso por la madrileña Casa de América durante una reciente visita a España y ríe mientras confiesa desafiante que "si estuviera Raúl Castro frente a mí, le dijera [sic]: ‘Fuera de Cuba. Cuba sí, Castro no'".
La premiada bloguera Yoani Sánchez tampoco se amedrenta ante las probables recriminaciones del régimen castrista. Recuerda abiertamente que está poniendo los cimientos para lanzar próximamente el primer periódico no oficialista de Cuba: "Estamos ultimando los detalles (…), evaluando los riesgos, pero -sobre todo- tratando de crear un proyecto que sea otra manera de hacer periodismo desde dentro de Cuba".

A pesar de la decisión que muestran las dos principales voces femeninas de la disidencia en la isla, aseguran que el camino de la oposición es especialmente difícil para las féminas.

"Cuando eres mujer y haces algún tipo de crítica pública o sencillamente te haces miembro de un grupo de oposición, le recuerdan inmediatamente [a una] que lleva faldas", asegura Yoani Sánchez. "En general, ser mujer en Cuba es difícil. Aunque el discurso oficial es de supuesta emancipación femenina, la realidad es que la mujer desde 1959 para acá ha tenido que vivir con una doble jornada laboral: la doméstica y la laboral en la calle".

"La mujer cubana sufre mucho, y más las que son opositoras", coincide la portavoz de las Damas de Blanco. "No tenemos tiempo para nuestros hijos, no tenemos tiempo para nuestra casa. Tenemos que dedicar entre un 90 y un 95% [de él] a la defensa de los derechos humanos".

Elizardo Sánchez, presidente de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), organización miembro de la Federación Internacional de Derechos Humanos, está de acuerdo con estas mujeres. Afirma que son "objeto de represión constante (…) y mucho más vulnerables cuando hay violencia física". Hasta cuando las encierran en un calabozo, "sufren penalidades especiales, porque las mínimas facilidades sanitarias son para hombres", con un urinario o un agujero en el suelo.

La Unión Patriótica de Cuba ha denunciado recientemente que "la violencia de género [en la isla] es ejercida principalmente por el Gobierno" desde hace años de forma "sistematizada y constante". Asegura que las Damas de Blanco "en miles de casos acumulan maltratos físicos terribles, así como psicológicos", documentados en parte por la CCDHRN. Por su parte, Amnistía Internacional destaca sobre Cuba en su informe mundial de 2012 las "repetidas detenciones arbitrarias y agresiones físicas" contra las Damas de Blanco y sus simpatizantes. La embajada de Cuba en Madrid no ha respondido a las peticiones de comentario por parte de esglobal.

"No son menos de 500 [mujeres] comprometidas activamente", calcula Elizardo Sánchez. Recuerda que hace 25 años prácticamente no se manifestaban. Desde que en 2003 se fundaran las Damas de Blanco tras la detención del llamado "Grupo de los 75″ -en el cual solo había una fémina-, las mujeres han ido cobrando fuerza en la labor de oposición, principalmente desde este movimiento.

En la actualidad hay más de ochenta presos políticos en Cuba; aunque el crecimiento de la oposición entre las mujeres ha provocado más detenciones entre ellas, no llegan ni a cinco las encarceladas. Sonia Garro Alfonso, Dama de Blanco, ha cumplido recientemente dos años en prisión sin juicio, acusada de asesinato (falsas acusaciones, según sus allegados). Madelaine Caraballo también está presa y al menos una más se encuentra bajo arresto domiciliario.

Berta Soler considera que el Gobierno castrista "está cambiando de táctica" para reprimir las voces opositoras y ha pasado a detener cada vez a más mujeres. "Lo que hace [el Ejecutivo] es que te condena a dos años o no te hace juicio y a los dos años te libera". Afirma, además, que ha aumentado la detención "arbitraria" a corto plazo. "Te detiene una unidad policial, sentándote en un aula, en una oficina, donde ellos entiendan, y te retienen un par de horas y después te liberan para decir que en Cuba no hay presos políticos".

Bárbara Estrabao es compañera de fatigas y pareja de hecho de Elizardo Sánchez desde hace años. Ella ha tenido que soportar que en un libro la calificaran de "concubina", cuando la ley cubana admite otras formas de convivencia más allá del matrimonio, subraya. Pero para Estrabao, actualmente en busca de ayuda europea para fundar un centro de ayuda para todas las cubanas que sufren violencia de género, esto no es más que un detalle entre las dificultades añadidas a las que se enfrentan las opositoras.

Asegura que la situación económica y psicológica de las disidentes es aún más crítica que las de las demás mujeres, ya de por sí "precaria". A las disidentes las expulsan de sus trabajos, las golpean, las persiguen… Cuando van en busca de víveres para su familia y alguien las identifica, se pueden enfrentar a "un mitin de repudio en público por grupos parapoliciales que hacen campañas difamatorias", explica.

Los pequeños gestos de apertura del régimen, como permitir la salida al extranjero de líderes de la disidencia (vistos como pura campaña de "maquillaje" por numerosos opositores) parecen no haber hecho más que alimentar en ellos la sed de cambio tras 55 años de represión. "No vamos a esperar a la muerte de Raúl", advierte Berta Soler. "Yo quisiera que siguiera vivo para que él y Fidel vieran los cambios en Cuba". Y ellas jugarán un papel destacado en esta lucha.

" ‘Mujer, a tus carteros’, ‘mujer a tu vida doméstica’, ‘mujer, por qué te metes en eso’ ". Yoani Sánchez no quiere volver a escuchar reproches como estos. "El ciclo masculino ha terminado, un discurso de trinchera [también pronunciado por mujeres] que nos ha enfrentado [y] sometido como nación", sentencia visiblemente enfadada pero ante la esperanza de que se abra una nueva etapa de diálogo para el cambio.

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