
Tal y como se afirmaba hace dos años en la Estrategia Global Europea, la Unión Europea atraviesa una crisis existencial. Nadie sabe cómo salir de ella, pero el Presidente francés Macron ha tratado de hacer un diagnóstico sobre su manifestación más profunda, y ha propuesto una solución. La desconexión existente entre la ciudadanía europea y las instituciones de Bruselas se resuelve con más democracia. De un modo que algunos pueden considerar grandilocuente, pero que expresa la dimensión de la crisis, el Presidente Macron insiste en la necesidad de refundar Europa.
En términos más concretos, Macron propuso lanzar un proceso que inicialmente llamó convenciones democráticas y después consultas ciudadanas sobre el futuro de Europa. El proceso habría de constituir el primer paso hacia esa Europa más democrática en la que los ciudadanos puedan reconocerse. En un discurso pronunciado en la Acrópolis de Atenas en septiembre de 2017, pidió a todos los gobiernos europeos que, para revertir esa desconexión con los ciudadanos, impulsaran consultas en cada país, entre abril y octubre de 2018, de modo que la ciudadanía pueda pronunciarse sobre qué futuro quiere para Europa. Está previsto que el Consejo Europeo de diciembre de este año realice una valoración de los resultados de tales consultas a partir de los informes presentados por cada gobierno.
¿Cómo se está desarrollando el proceso de consultas ciudadanas sobre el futuro de Europa en los países de la Unión Europea?
Siguiendo una de las pautas del proceso de integración europeo, los estados eligen los medios para cumplir fines determinados conjuntamente. En este caso se ha seguido la misma tónica, si bien la finalidad ha sido propuesta unilateralmente por el Presidente Macron y no formalmente incorporada a ninguna decisión europea.
El resultado de las consultas está siendo muy desigual. Algunos países no forman parte del proceso. Por razones obvias, carecía de sentido hacer consultas sobre el futuro de Europa en el Reino Unido, aunque siga siendo hasta el año próximo miembro de la Unión. Polonia y Hungría, demostrando la aversión que tienen hoy sus gobiernos a la democracia, manifestaron su deseo de no implicarse en el proceso. Pero también, y de modo más sorprendente, Croacia y Holanda se desmarcaron de la propuesta de Macron.
Los países que están llevando a cabo consultas ciudadanas no han coordinado sus iniciativas y ni siquiera ofrecen información en idiomas distintos al propio. O, simplemente, no ofrecen información. En el intento de ofrecer un repositorio de los distintos procesos nacionales, la Comisión Europea solo ha logrado identificar los enlaces relevantes en 14 países.
Sin duda, y como no podía ser de otro modo, las consultas ciudadanas que se llevan a cabo en Francia son las más intensas, además de que combinan el carácter festivo con la reflexión y la participación. Estas consultas están desarrollándose a lo largo y ancho del país e incluyen eventos en los que participan expertos y líderes políticos nacionales y europeos, pero también festivales dirigidos a ...
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