Matrimonios globales 2.0
Se transmite por Internet, pero no es un virus. La fiebre del ligue digital ha contagiado a 35 millones de solteros (y solteras) en Europa y a unos 26 millones en Estados Unidos. La mayoría de los internautas busca un alma gemela que viva en su ciudad, pero algunos occidentales las prefieren rusas, africanas o turkmenas, mientras la comunidad global de origen indio ha exportado los matrimonios concertados a la Red, con pequeños avances. El amor en el ciberespacio es un negocio en ascenso, también para los estafadores infiltrados.
Cuando me fui a vivir a una nueva ciudad en 1999, mis compañeros parecían tener sus pandillas hechas y yo no conocía mucha gente con la que salir. Así que me metí en Internet y, como entonces los portales de encuentros no eran tan habituales, entré en un chat para buscar amigos. Pronto me di cuenta de que era más fácil encontrar un chico que quisiera salir conmigo que hacer amistades. Al principio fue lento, pero al cabo de unas semanas empecé a chatear y hablar por teléfono con varios y quedé con uno de ellos en un restaurante”, cuenta por e-mail Camilla Larsson, una joven consultora de recursos humanos sueca. Su primer cara a cara surgido del ciberespacio fue una rotunda decepción. “Era extremadamente bajo, tenía el pelo sucio y grasiento, su ropa estaba arrugada y sucia… Yo había tardado horas en arreglarme, y él probablemente no se había duchado en un mes”, recuerda. Por supuesto, no hubo segundo intento.
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