A: Nuevo Presidente del Gobierno


DE: Jefe de los Asesores para las Relaciones Internacionales

RE: Primeras iniciativas de política exterior

FECHA: 15 de marzo de 2004
Presidente, pasado el momento de felicitarte por la victoria electoral, ha
llegado el de perfilar tus primeras iniciativas de política exterior.
Iniciamos el año 2003 con un brusco alineamiento con
Estados Unidos y lo terminamos aislados en la Unión Europea
.
Poco importa si estuviste a favor o en contra de las decisiones que han conducido
a esto, lo importante es que si esta situación se prolonga la posición
internacional de España se deteriorará. Por ello, el arranque
de tu mandato debería orientarse a corregir rumbo. Hoy la corrección
resultaría discreta y no traumática, pero con el tiempo puede
hacerse mucho más difícil.

El alineamiento nos está haciendo daño
En primer lugar, porque ha asociado a España con una política
que se ha revelado mal concebida y que está acarreando un alto coste:
España no tiene por qué pagar ese coste. En segundo lugar, porque
ha deteriorado nuestras relaciones con Francia y Alemania, que son, desde
cualquier punto de vista que se mire, cruciales para nuestro país:
España debe recomponer esas relaciones. En tercer lugar, porque una
gran mayoría de la opinión pública española rechaza
tanto el alineamiento con Estados Unidos como el aislamiento en la Unión
Europea: España necesita una política exterior
que cuente con la solidez y credibilidad que sólo puede concederle
un apoyo popular amplio y sostenido.


Estados Unidos no es nuestro socio más importante
Es el país más importante del mundo, pero eso no quiere decir
que sea nuestro socio principal. Y no porque nosotros no lo queramos, sino
porque Washington no nos necesita tanto. Las relaciones internacionales no
se basan en los deseos sino en la convergencia de intereses. En materia de
comercio, de inversiones o de turismo, las cifras de nuestros intercambios
con Estados Unidos dejan ver que no estamos entre sus socios preferentes.
Políticamente, Estados Unidos no necesita a España para influir
en Rusia y sus vecinos, ni en Asia ni en Oriente Medio, y tampoco en África.
Para influir en la UE cuenta con el Reino Unido y, cada día más,
con Polonia. Desconfía de la opinión pública española,
que, equivocadamente, considera antiamericana. A Estados Unidos le interesa
nuestra influencia en América Latina, pero para conservarla España
necesita que esa influencia se diferencie de la estadounidense. De no ser
así, los latinoamericanos tratarán directamente con Washington.
Y aunque Washington agradezca nuestro voto en el Consejo de Seguridad de Naciones
Unidas, no podemos olvidar que ese puesto es temporal.
No hay duda de que a España le interesa potenciar
sus relaciones con Estados Unidos, pero no al precio de debilitarlas con los
socios con quienes tenemos intercambios más intensos, intereses más
convergentes y percepciones mutuas más favorables.
Y tampoco
hay necesidad de hacerlo. Es cierto que ...