Controlar el mercado de la droga es la principal razón de los diferentes grupos terroristas que operan en Malí.
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ISSOUF SANOGO/AFP/GettyImages Un grupo de terroristas luchan para controlar el norte de Malí. |
El Ejército francés ha respondido rápido y contundente a las llamadas de socorro del Gobierno de Malí ante el avance de los salafistas hacia el sur del país con el fin último de extender un Estado islámico en todo el territorio. Los diferentes grupos terroristas que dominan la región del norte desde el pasado mes de abril implantando un sistema talibán a las puertas de Europa pretenden, mediante el uso de la violencia, proclamar la ley islámica desde una visión rigorista, pero también controlar el mercado de la droga. He aquí el verdadero cáncer de Malí.
Desde que el yihadismo se asentó en el desierto del Sahel -hace siete años- la mayor inquietud que se despertó en el seno del grupo terrorista de Al Qaeda -antiguo GSPC argelino- era el reparto del negocio de la droga como primera fuente financiera, que procede de la delincuencia común para sufragar la yihad. De hecho, una fatua lanzada en el año 2001 por el egipcio Abu Bassir Al Tartousi legitimó el recurso al robo, el contrabando y la extorsión si, con ello, la yihad podía alcanzar su plenitud.
Hoy la droga es el motor económico de toda la región y los réditos económicos generados a raíz del narcotráfico ha provocado el hundimiento de Malí hasta convertirlo en un Estado fallido y sin visos de solución a largo plazo. Y seguirá siendo así mientras el interés tanto de los miembros estatales que son aquellos hombres influyentes que abarcan la clase política y militar y el resto de grupos de hombres armados que no forman parte del entramado institucional sea sólo y exclusivamente el negocio de los estupefacientes. La preocupación del debilitado poder militar maliense no es tanto la inseguridad en la fallida región del norte del país o la inestabilidad política, sino la ausencia de orden en la zona que está bloqueando la distribución y la repartición de los beneficios de ese bien. Un claro ejemplo de las conexiones entre la Administración de Bamako y el narcotráfico se halla en el escandaloso caso de Air Cocaine. Este avión aterrizó en el desierto del Sahel para descargar la mercancía que procedía de Venezuela y, tras unos problemas técnicos, no pudo despegar. Fue quemado para no dejar pistas.
Fuentes del Ejército aseguraron que un maliense puede cobrar, al menos, unos dos mil euros por viaje. Como correa transmisora de la droga. Uno de los canales de entrada de la droga en Europa es el Golfo de Guinea donde desembarcan entre 50 y 70 toneladas anuales de cocaína producida en América Latina para luego ser transferidas, atravesando el desierto del Sahel, a Marruecos o Libia. Los terroristas cobran una especie ...
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