La violencia, las amenzanas y la inseguridad serán los principales temas de unas elecciones presidenciales en la que los candidatos tendrán que velar por su integridad física ante los poderes fácticos del narcotráfico.
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Pedro Pardo/AFP/Getty Images |
El asesinato de un precandidato a diputado del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en el Estado norteño de San Luis Potosí parece marcar lo que será México en los próximos meses: un país sumergido en la campaña electoral que promete ser una de las más competidas de la historia, pero mezclado con la ya habitual violencia que lejos de acabarse, comienza a permear en las estructuras de todas las instituciones políticas y, en consecuencia, en las decisiones de campaña.
Los próximos comicios presidenciales en México han adquirido un matiz distinto al de todas las vividas con anterioridad. En el proceso electoral, que se iniciará el 30 de marzo y culminará con las votaciones del 1 de julio, las estrategias de los candidatos de las principales fuerzas políticas del país han tenido que contemplar un escenario que no enfrentaron otros presidenciables: no sólo por el riesgo que representa para su integridad física, sino por el costo político para algunos de ellos y, más aún, por la posibilidad de que los poderes fácticos del narcotráfico incidan en los resultados de las urnas.
En México no sólo se elegirá al nuevo Presidente. Los ciudadanos estarán inmersos en cientos de campañas políticas porque al mismo tiempo se realizarán 16 elecciones: se renovarán los 128 senadores que integran la cámara alta del Congreso de la Unión y los 500 diputados de la cámara baja. Además habrá comicios para nombrar a un nuevo gobernador en siete Estados del país y se llevarán a cabo ocho procesos locales para designar a los próximos ayuntamientos.
Entre éstos últimos se encuentra el Estado de San Luis Potosí, donde la izquierda, representada por el PRD, protagoniza lo que podría ser tan sólo la primera discusión de este proceso electoral sobre la conveniencia de retirar a todos sus candidatos de la contienda en la región, como una reacción natural a la muerte de uno de sus precandidatos: Arturo García Solano, quien desapareció el pasado 15 de febrero y cuyo cadáver fue encontrado 25 días después en un predio del municipio de Ciudad Valles.
La última vez que se le vio a García en público fue justamente en la más reciente gira que el candidato de izquierdas, Andrés Manuel López Obrador, realizó en dicha provincia. Ahí los dirigentes perredistas atribuyeron el asesinato a los grupos de la delincuencia organizada que estaban molestos por el apoyo que el abogado de 38 años brindaba a los comerciantes ambulantes que son extorsionados por los criminales.
No es la primera vez que las amenazas del narcotráfico, muchas veces manifestadas a través de acciones violentas, provocan la dimisión de candidatos electorales. En los comicios que tuvieron lugar el ...
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