
La refundación del país precisa de algo más que un cambio de presidente o de ideología, necesita una transformación de la participación política de los mexicanos en la que sean no solo votantes sino ciudadanos.
La reciente jornada electoral que vivió México confirmó lo que las encuestas y sondeos preelectorales ya señalaban consistentemente: Andrés Manuel López Obrador ganó la presidencia con una ventaja contundente, acumulando incluso un apoyo mayor al que había logrado Vicente Fox en 2000, el año que marcó el fin de la hegemonía del Partido Revolucionario Institucional, en poder desde 1929. Lo que sorprendió —entusiasmo a muchos, y preocupó a otros tantos— fue la victoria aplastante de Morena, el partido de López Obrador, en ambas cámaras del Congreso, en los Estados donde se renovaron las gubernaturas y en los municipios, donde se escogieron los alcaldes. Una victoria contundente, la prueba irrefutable del hastío que sienten los mexicanos por sus élites políticas, de la determinación de castigar a los dos partidos que se alternaban en el poder, perpetuando los mismos vicios, las mismas ineficiencias.
Muchos simpatizantes de López Obrador y de la formación Morena viven ahora un periodo de euforia y enorme esperanza de que se produzca un cambio, la anunciada cuarta refundación de México, prometida por el Presidente electo en la campaña. Otros ven el futuro incierto, temen que el país sucumba a la deriva autoritaria, en el caso extremo, semejante a la de Venezuela chavista. Unos ven a López Obrador como un líder del futuro, otros, del pasado.
La sombra de Hugo Chávez que acompaña a López Obrador desde 2006 tiene origen en la estrategia de sus adversarios electorales, quienes hábilmente explotaron el miedo de la clase media mexicana al modelo venezolano. Pero también debemos reconocer que se justifica por el carácter heterogéneo de los militantes de Morena y un fuerte liderazgo personal. Éste es un partido nuevo, creado en 2011 como vehículo electoral para el político disidente del PRI, y después del PRD. Las candidaturas locales de esta formación han hecho su campaña utilizando la imagen de su líder. La omnipresencia de López Obrador en la campaña de Delfina Gómez Álvarez para las elecciones del Estado de México en 2017 provocó muchas críticas y alejó a la candidata de los votantes que querían a alguien que se sostuviera por méritos propios. En la reciente campaña por la presidencia no faltaron declaraciones polémicas de López Obrador sobre la revocación de las reformas estructurales recién aprobadas, cambios de rumbo en la política de seguridad o la exterior. La ambigüedad de discursos y promesas permitió al candidato sumar apoyo de públicos muy diversos, desde los movimientos radicales, hasta los intelectuales comprometidos con la democracia y un México incluyente. Un ejemplo más contundente de esta ambigüedad fue la declaración del escritor y colaborador de López Obrador, Paco Ignacio Taibo II, quien afirmó que —de ganar las elecciones— se expropiarían las empresas que no quieran ...
Artículo
para suscriptores
Para disfrutar de todos nuestros contenidos suscríbete hoy:
Plan mensual
3,70€/mes
- Asiste a eventos en exclusiva
- Recibe la Newsletter mensual ‘Cambio de foco’ con contenidos de actualidad
- Participa activamente en la elección de los contenidos de esglobal
- Accede a todos los contenidos semanales
- Accede al archivo de artículos desde 2007
- Descarga todos los artículos en PDF
Plan anual
37€/mes
- Asiste a eventos en exclusiva
- Recibe la Newsletter mensual ‘Cambio de foco’ con contenidos de actualidad
- Participa activamente en la elección de los contenidos de esglobal
- Accede a todos los contenidos semanales
- Accede al archivo de artículos desde 2007
- Descarga todos los artículos en PDF