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Michelle Bachelet nueva Alta Comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas. (Lintao Zhang/Getty Images)

Cuál es la situación de los DDHH hoy en día y cómo afrontará los retos la nueva Alta Comisionada de Naciones Unidas.

El pasado 8 de agosto el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, hizo pública su decisión de nombrar a Michelle Bachelet como Alta Comisionada para los Derechos Humanos, y unos días más tarde la candidatura de la expresidenta de Chile ha recibido la aprobación unánime de la Asamblea General. El relevo en el Alto Comisionado, el sábado pasado, ocurre en un momento significativo, ya que el próximo 10 de diciembre se cumplirán 70 años de la firma de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Siete décadas más tarde, parece que los retos que tiene por delante la nueva Alta Comisionada no sean menores que entonces, sólo diferentes. Los desafíos, entrelazados entre sí, se encuentran tanto dentro del propio funcionamiento de las instituciones y mecanismos más relevantes de los DDHH, como fuera: en las turbulentas aguas de la geopolítica internacional. El puesto del Alto Comisionado siempre ha sido uno de los más sensibles dentro del sistema de NNUU. Normalmente, está expuesto al descontento y a la presión de los gobiernos y entidades interesadas, y a menudo recibe críticas de las ONG y de la sociedad civil. Nada más mirar la agenda de actividades de la Oficina del Alto Comisionado, uno se da cuenta de su amplitud y complejidad.

A pesar de la constante ayuda internacional durante las últimas décadas y mejora económica en África, Asia y América, todavía hoy 2.000 millones de personas en el mundo no tienen acceso garantizado al agua potable (OMS) y al mismo número se refiere la FAO, como hambre “encubierta”. El acceso a una educación adecuada sigue siendo un privilegio en muchos países y el trabajo infantil está lejos de estar erradicado. Según los datos de UNICEF, en los países menos desarrollados, uno de cada cuatro niños entre 5 y 17 años trabaja en vez de ir a la escuela, y el porcentaje de trabajo infantil global varía entre el 6 y 8% para Oriente Medio hasta el 32% en África Central y Occidental.

Los datos en otros frentes también son impactantes. En 2017, según Amnistía Internacional, se han llevado a cabo como mínimo 993 ejecuciones, en 23 países, entre los cuales hay dos Estados miembros permanentes del Consejo de Seguridad –China y Estados Unidos–. El tercer miembro permanente que todavía contempla en su legislación la pena capital, Rusia, mantiene una moratoria desde 1996. La tortura y el trato inhumano y degradante siguen siendo un asunto pendiente, trastocando otros grandes retos globales – la migración, la esclavitud moderna, la trata de seres humanos. Así mismo, los recientes conflictos en Siria, Yemen y Sudán, con la participación de actores noestatales, mercenarios y armas autónomas, han demostrado la erosión de los principios fundamentales del Derecho de la Guerra.

En este sentido, el desarrollo tecnológico y su impacto en la ...