Un trabajador inmigrante en un barco de pesca en Mahachai, en los suburbios de Bangkok, Tailandia. Nicolas Asfouri/AFP/Getty Images
Un trabajador inmigrante en un barco de pesca en Mahachai, en los suburbios de Bangkok, Tailandia. Nicolas Asfouri/AFP/Getty Images

Los 10 países de la ASEAN acaban de inaugurar una nueva zona libre de mercado, pero no han regulado el flujo de los trabajadores poco cualificados en una región plagada por un floreciente tráfico de personas.

El pasado mes de mayo, las imágenes que llegaron desde las costas de Tailandia y Malasia de barcos abarrotados de inmigrantes ilegales procedentes de Myanmar y Bangladesh pusieron en evidencia, de nuevo, un secreto que se conoce a voces en el sureste asiático: el de las florecientes redes de tráfico de personas que, entre otros, nutren buena parte de la industria de la región. Los 10 países que forman la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN en sus siglas en inglés) se han convertido en una de zonas más dinámicas del mundo, con un crecimiento del PIB que prácticamente se ha duplicado durante los últimos diez años. Pero los continuos escándalos por abusos laborales y esclavitud se han convertido en una de las sombras de esta próspera región que ha atraído a una multitud de industrias, desde el textil a la electrónica o la automoción.

Y muchos temen que el nuevo mercado común que la ASEAN inauguró el pasado 31 de diciembre (ASEAN Economic Community o AEC en inglés), cuyo objetivo es crear una zona con “libre movimiento de bienes, servicios, inversión, trabajo cualificado y un flujo más libre de capitales”, pueda dar alas a los abusos contra los trabajadores más vulnerables. “Para los trabajadores, el AEC no pinta muy bien. [...] La migración en la región seguirá siendo bajo tu propio riesgo, con un tratamiento discriminatorio y abusivo hacia los migrantes como norma”, asegura Phil Robertson, subdirector para Asia de Human Rights Watch. “No hay una protección real de derechos dentro del AEC y los trabajadores no cualificados son las personas olvidadas en los documentos marco del mercado común. Han sido dejados fuera”, continúa el activista.

Con sus 625 millones de habitantes, el sudeste asiático es el tercer mayor mercado del planeta en términos de población. Y es también un paraíso para las industrias que descansan en la mano de obra barata en una región en la que la mayor parte de sus habitantes viven en países de rentas medias o bajas. Las autoridades esperan que el nuevo mercado común incremente la importancia de la zona como centro productivo mundial y que la economía de los 10 países continúe creciendo a buen ritmo. Así, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que el nuevo mercado común aumentará el PIB de la región un 7,1% en los 10 primeros años y que se crearán 14 millones de empleos gracias al nuevo esquema.

Y los trabajadores migrantes serán una pieza clave en ese crecimiento. Sin embargo, a pesar de su importancia, los Estados de la ASEAN no han creado aún un marco legal para regular sus derechos y la nueva libertad de movimientos sólo incluirá ...