El primer ministro de India, Narendra Modi, participa en una sesión de yoga multitudinaria el Día Mundial del Yoga en Nueva Delhi (Prakash Singh/AFP/Getty Images)
El primer ministro de India, Narendra Modi, participa en una sesión de yoga multitudinaria el Día Mundial del Yoga en Nueva Delhi (Prakash Singh/AFP/Getty Images)

El poder blando de India a través del yoga. ¿Está aprovechando el país su disciplina más conocida para impulsar su papel global?

La disciplina tradicional de India, el yoga, originaria del país y que seduce a medio mundo, podría tener una nueva aplicación, además de la física y mental. Podría ser el nuevo instrumento utilizado para darle a India la influencia y visibilidad internacional que el primer ministro, Narendra Modi, quiere otorgarle. El mandatario se ha transformado en un alumno adelantado en la aplicación del soft power (poder blando) frente a la imagen agresiva de China. ¿Está aprovechando India una excelente oportunidad de situarse en la globalización?

El yoga se está abriendo paso en todo el mundo. El 21 de junio, en Nueva Deli tuvo lugar una de las mayores demostraciones con motivo del Día Mundial del Yoga (establecido como día de disciplina hindi por la ONU el pasado mes de septiembre) y unas 37.000 personas se reunieron en un acto multitudinario para celebrar tal acontecimiento, que fue conmemorado en cerca de 177 países. El éxito diplomático del primer ministro estaba asegurado desde su intervención en la sesión de la Asamblea de Naciones Unidas hace casi un año.

Narendra Modi participó en el acto de Nueva Deli con un vestido blanco y envuelto con los colores de la bandera de su país. ¿No es curioso? India, uno de los principales Estados emergentes de este nuevo milenio está llevando a cabo una extraordinaria política de seducción cultural a través de la cual logra una mayor penetración, posición estratégica y consigue ser uno de los centros de interés global. Su sorprendente industria cinematográfica, Bollywood, es un fiero competidor a las grandes compañías de entretenimiento estadounidenses. Tiene la capacidad de generar cerca de 1.300 películas anuales -muy por encima de los resultados de Hollywood-, su centro neurálgico que está en Mumbai es pieza clave del PIB del país en estos últimos años.

Es en los últimos tiempos cuando se articula un nuevo elemento de seducción reflejado en su disciplina más tradicional y su expansión por el mundo. El yoga mueve en la escena global más de 30.000 millones de dólares anuales (unos 27.000 millones de euros). Por ejemplo, no olvidemos la interesante labor que viene realizando el líder espiritual Sri Sri Ravi Shankar, fundador de la organización el Arte de Vivir (AoL) y de la Asociación Internacional de Valores Humanos, donde el yoga es utilizado como un instrumento de lucha contra la violencia en los conflictos. La celebración del día mundial ha sido un éxito político de Modi y supone para la propia India una mayor penetración de su modelo como país a través de una disciplina muy extendida en el conjunto de una nación fragmentada en lenguas, religiones, reparto de riqueza y desigualdad y también en el exterior (el Gobierno ha creado el Ministerio Ayurveda, Yoga y Naturopatía).

India, y su incipiente nacionalismo, esboza para el resto del mundo una imagen no agresiva y muy asertiva de una potencia emergente que frente a la cada vez mayor sensación de agresividad por parte de los mandatarios chinos, responde a un estereotipo muy diferente de prudencia. No debiéramos olvidar que al inicio del gran empuje chino en los 90, también la seducción representó un pilar diplomático básico del gigante asiático para ser valorada y tenida en cuenta en unos círculos tan restringidos como en esos momentos eran los establecidos por las grandes potencias.

Hoy en día, ante este despliegue de poder blando hindú, la celebración del yoga encarna un acto de influencia al resto del mundo. Un reflejo de un Estado emergente que pretende ser alguien a través de una disciplina muy extendida internacionalmente y que le permite una mayor posibilidad de penetración en otros sectores de las sociedades ya no solo occidentales sino del resto del mundo. Esta oportunidad expresa las ansias de apertura de India y de aprovechar por parte del Gobierno de Modi la, cada vez mayor, percepción negativa de Pekín ante sus últimas actuaciones: las protestas de Taiwan y la tensión generada en el Mar del Sur de China, entre otros.

Algunas cuestiones se plantean respecto al uso debido o indebido de la política de esta disciplina. En el ámbito doméstico su refuerzo como pilar de la identidad de India manteniendo al margen otras identidades igualmente necesarias que pueden ver con recelo su auge porque marginan al resto; los líderes de la comunidad musulmana han expresado su preocupación no tanto por la práctica del yoga, sino por la diferenciación política sobre otras prácticas que tienen gran valor para el sentido mismo del país. A su vez, el opositor Arvind Kejriwal aseguró que el “yoga es esencial, pero trata sobre el cuerpo y la mente. No juguemos a la política”. Una de las derivadas es el modelo de reforzamiento y rearme moral y ético que puede venir produciéndose con el Gobierno de Modi que permita obviar otras realidades en aras a una mejor predisposición por el crecimiento, desarrollo del país y afianzamiento de un pujante nacionalismo asiático a través de la extensa diáspora hindú.

Son numerosos los países que a través de ciertas expresiones de arte, deporte u otras formas de expresión de la actividad humana han logrado seducir en la historia reciente, y evidentemente dicha seducción genera unos réditos muy jugosos para los mismos Estados. Sin ir más lejos, Argentina con su tango, EE UU con su potente industria cinematográfica, Francia con su poderío cultural o la propia China, entre otros. Sin embargo, la seducción debe estar muy bien calculada para que en ningún momento pierda su frescura, su sorpresa y sobre todo el perfecto y maravilloso juego del engaño que permita atraer los ojos y los corazones de millones de personas no solo a una extraordinaria disciplina sino a toda una forma de ver la vida como es la hindú y, por tanto, las posibilidades de generar influencia. En estos momentos y en medio del proceso de globalización están cada vez más presentes los diferentes modelos de convivencia, desarrollo económico, social, político y por qué no cultural…. Hoy día también los modelos importan.