El país africano, reconocido como uno de los Estados con más potencial del continente, está atravesando por una serie de crisis que se retroalimentan, produciendo una fractura política y social cuyas consecuencias son difíciles de adivinar.

En Mozambique una grave crisis económica, a la que hay que añadir una crisis financiera convertida en política e institucional, derivada de la herencia envenenada del anterior presidente, Armando Guebuza, están poniendo contra las cuerdas al desde 2015 presidente del país, Filipe Nyusi. A todo esto, hay que sumar la crisis climática y el actual conflicto político-militar que enfrenta al partido de Gobierno, Frelimo (Frente de Liberación de Mozambique), contra el líder de la oposición, Renamo (Resistencia Nacional Mozambiqueña).

 

Un conflicto activo

Un grupo de vendedores vistos a través de la ventana de un autobús, en el área de Gorongosa, donde operan los milicianos de Renamo. John Wessels/AFP/Getty Images
Un grupo de vendedores vistos a través de la ventana de un autobús, en el área de Gorongosa, donde operan los milicianos de Renamo. John Wessels/AFP/Getty Images

Frelimo nace como guerrilla en el contexto de las luchas de liberación africanas de los 60 y es el protagonista de la Guerra de Independencia de Mozambique contra la dictadura del Estado Nuevo portugués (1964-1975). Tras la cesión de la administración de Mozambique a Frelimo, el presidente Samora Machel estableció un régimen marxista-leninista en el país, ante lo que el régimen racista y anticomunista de Ian Smith, del actual Zimbabue, reaccionó formando otra guerrilla, Renamo, apoyada también por los gobiernos del apartheid surafricano y del dictador anticomunista malauí Hastings Banda.

Después de 16 años de guerra proxy, Frelimo y Renamo firmaron la paz en 1992, acordando la celebración de las primeras elecciones multipartidistas, que enfrentaron al entonces presidente Joaquim Chissano, de Frelimo, contra el sempiterno líder de Renamo Afonso Dhlakama. Chissano ganó las elecciones de 1994 y trasformó el país, un régimen unipartidista con economía planificada, en una democracia multipartidista con economía de mercado. Desde entonces, Frelimo siempre ha estado en el poder con los gobiernos del propio Chissano, de Armando Guebuza y del actual Filipe Nyusi. Renamo siempre ha estado en la oposición, parlamentaria o/y armada, denunciado fraude electoral, comicios tras comicios.

En 2012, Renamo retomó las armas, reclamando la revisión del sistema electoral y la descentralización a las provincias, iniciando una guerra de guerrillas contra las Fuerzas de Defensa y Seguridad. En las elecciones presidenciales y legislativas de 2014 Frelimo volvió a vencer, pero en la mayoría de provincias del norte y centro del país, donde se han descubierto importantes yacimientos de hidrocarburos, el apoyo a Renamo fue superior, lo que sirvió a Dhlakama como acicate para perseverar en sus reclamaciones.

Los irresolutos asesinatos de intelectuales críticos con la gestión de Frelimo (aquí o aquí) y de miembros destacados de Renamo, incluyendo dos tiroteos frustrados contra el propio Dhlakama, no han hecho sino espolear los combates en el centro del país, provocando el éxodo de civiles, de los que más de 10.000 se refugian en el vecino Malaui, según ACNUR.

 

Crisis económica y medioambiental

Durante la pasada década, Mozambique, uno de los países más ...