Irán defiende la incompatibilidad de géneros en las universidades del país, separa las aulas y divide las carreras por sexos.

 









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MONA HOOBEHFEKR/AFP/Getty Images




Semanas atrás los estudiantes de la Universidad de Shiraz, ciudad localizada al suroeste de Irán, realizaron una nueva protesta en el campus universitario. Sus reclamos, como ya había sucedido en otras ocasiones, no estaban destinados a pedir la liberación de los líderes de la oposición política o a rechazar alguna acción intimidatoria contra algún estudiante. Mostraban su malestar porque hombres y mujeres tenían que acceder al reciento a través de puertas diferentes. Lo mismo ocurría con los autobuses. Unos eran para chicas y otros para chicos. Las autoridades del centro, entonces, defendieron su política bajo el argumento de que incrementaba la seguridad física de los alumnos. Que era más seguro para ellos, agregaron.

Protestas similares se han dado en la Universidad de Payam-e Noor en el Kurdistán iraní y en otros centros más, donde los estudiantes también han expresado su desacuerdo con la división de géneros que se ha puesto en marcha de forma más estricta en diversas universidades del país. Como consecuencia, algunos recintos no sólo han separado físicamente a hombres y a mujeres, incluidas las aulas, sino que también han divido las carreras por género.

Un artículo publicado el pasado 4 de agosto por la web Daneshjoo, centrada en tratar noticias relacionadas con las universidades en Irán, señalaba que 600 materias habían sido divididas por géneros en 60 centros del país. Es así como en la Universidad Alameh Talatabai de Teherán, por poner sólo un ejemplo, los hombres no pueden estudiar las carreras de Bibliotecología o Ciencias Políticas, mientras que las mujeres no pueden matricularse en Administración Hotelera. Además, según algunos investigadores, las alumnas, en general, tienden a quedar excluidas de carreras como Ingeniería y los estudiantes masculinos de Literatura o Ciencias Sociales. La división, aseguran los expertos, depende de los intereses de cada centro.

“Está claro que quieren mantener los trabajos que dan dinero para los hombres y así poder conservar una sociedad dominada por el género masculino”, aseguró un profesor de la Universidad de Isfahán donde el 68% de los campus han quedado divididos por género. Esta nueva campaña afecta a ambos sexos, pero, los analistas defienden que en Irán las mujeres son las más perjudicas. “Les están quitando muchas oportunidades al privarlas del acceso a las carreras más importantes desde el punto de vista económico”, agregó este profesor.

La segregación de géneros en Irán tiene sus raíces en la década de los 80 cuando se impulsó la Revolución Cultural que exigía, entre otras cosas, que los espacios estuvieran divididos por géneros. Pero las dificultades logísticas y económicas hicieron que, rápidamente, las autoridades disminuyeran su obsesión por ponerlas en marcha. Aunque algunos centros seguían dividiendo algunas clases según el sexo, la realidad era que la proporción era muy reducida. Separaban, por ejemplo, las ...