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Mujeres y niños llenan botellas de agua en Darfur. ASHRAF SHAZLY/AFP/Getty Images

Aunque las mujeres y los menores son los más vulnerables frente a los desastres naturales, la escasez de agua y los fenómenos climáticos extremos, tanto ellas como las generaciones más jóvenes están infrarrepresentados en los organismos y los foros relacionados con las cuestiones medioambientales y el cambio climático.

El tsunami que durante las Navidades de 2004 golpeó las costas del Sureste Asiático provocó más muertes de mujeres que de hombres: el 80% de las 220.000 personas fallecidas, según determinó un estudio preliminar de Oxfam. El no saber nadar y escalar árboles o el que muchas se quedaron buscando a sus hijas e hijos, así como a otros parientes, son algunas de las razones que ayudan a entender la diferencia de mortalidad.

“Si hablamos de vulnerabilidad y tenemos en cuenta que el 70% de la población mundial que está en situación de pobreza son mujeres y niños, sí que podemos establecer que es un colectivo más vulnerable y que puede sufrir más los impactos del cambio climático”, reflexiona Arantxa García, de la ONG InspirAction, que aborda cuestiones relacionadas con el cambio climático y que, por ejemplo, ha trabajado para introducir el enfoque de género en la ley de cambio climático y transición energética que está elaborando el Gobierno español.

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Mujeres afganas llevan agua en Kabul. MASSOUD HOSSAINI/AFP/Getty Images

Los desastres provocados por el clima exacerban las desigualdades de género, recuerda ONU Mujeres: a menudo, las mujeres y las niñas son las últimas en comer o en ser rescatadas, se enfrentan a mayores riesgos de salud y de seguridad cuando los sistemas de agua y saneamiento se ven comprometidos, y asumen una mayor carga de trabajo doméstico y de cuidado cuando deja de haber recursos.

Como en muchos territorios son las mujeres y sus hijas las encargadas de buscar agua para la familia y para los animales, la escasez de ésta provocará que las horas dedicadas a esta labor aumenten porque habrá que hacer desplazamientos más largos para sobrellevar la sequía. Y como en muchos territorios son las mujeres las encargadas de producir alimentos, las malas cosechas a raíz de situaciones climáticas extremas dificultarán la tarea de proveer alimentos.

No hay que perder de vista que una de las principales consecuencias del cambio climático es el incremento de los fenómenos extremos: sequías por un lado y lluvias torrenciales por otro. Alrededor del 80% del aumento de los desastres están relacionados con el clima: en 2009 hubo tres veces más desastres naturales que en 2000, siguiendo un artículo publicado en The New England Journal Of Medicine.

 

Escasez de datos

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una mujer somalí desplazada a causa de la sequía a las afueras de Mogadiscio. MOHAMED ABDIWAHAB (Photo credit should read MOHAMED ABDIWAHAB/AFP/Getty Images

Faltan datos y estadísticas disgregadas por género para hacer un análisis preciso, pero hay algunas cifras que son relevantes. Según el PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo), las mujeres, los niños y las niñas son 14 veces más propensos que los hombres a morir durante un desastre. En Francia, por ejemplo, durante la ola de calor de 2003, el 65% de las muertes fueron de mujeres, recuerda el eurodiputado Florent Marcellesi. Este político también apuntó, durante una conferencia en el Parlamento Europeo organizada por su grupo, Los Verdes/Alianza Libre Europea, que 20 de los 26 millones de migrantes climáticos son mujeres.

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático reconoce que “sigue habiendo una falta general de estudios de investigación sobre las diferencias entre hombres y mujeres en cuanto a la vulnerabilidad ante el cambio climático y sus efectos”. Así lo subraya el informe Género, cambio climático y salud, publicado por la Organización Mundial de la Salud en 2016.

Arantxa García considera imprescindible los matices y los análisis diferenciados en cada caso. Así, el huracán Mitch, que asoló Centroamérica y el Caribe en 1998, ocasionó más muertes de hombres: “La mayor mortalidad se asoció a un comportamiento más temerario de los hombres frente a los riesgos. Generalizar es complicado porque depende de los contextos. Sí que podemos decir que hay una mayor vulnerabilidad de las mujeres, pero hay casos particulares donde hay cambios y los contextos debemos tenerlos en cuenta”.

La carencia de cifras desglosadas hace que sea muy complicado hacer afirmaciones categóricas y científicas; pero la percepción acerca de los mayores impactos en las mujeres es unánime: “Mujeres y hombres experimentan las repercusiones del cambio climático de distinta manera; las mujeres son especialmente vulnerables y sufren sus efectos de manera desproporcionada debido a sus roles sociales, como procurar agua, alimentos y materias combustibles a sus familias y cuidar de otras personas”, recoge sin ir más lejos el Parlamento Europeo, en una de sus últimas resoluciones al respecto: “Mujeres, igualdad de género y justicia climática”, aprobada en enero de 2018 e impulsada por la eurodiputada Linnéa Engström, del Grupo Los Verdes.

 

Menor representación femenina

Junto con la ausencia de estadísticas, las diferentes fuentes consultadas coinciden a la hora de señalar que otra de las cuestiones clave es la escasa participación de mujeres en órganos de decisión sobre el clima y la limitada implementación de políticas con enfoque de género en este ámbito. Porque ellas son víctimas potenciales, pero apenas cuentan con un rol fundamental en la adopción de soluciones.

En la Conferencia de las Partes (COP) de la Convención para el Cambio Climático de Naciones Unidas de 2014, se inauguró el Programa de trabajo de Lima sobre género, que en 2017 (en la COP de Bonn) se extendió con el Plan de acción de género. Precisamente el objetivo fundamental es promover la participación efectiva de las mujeres, tanto dentro del proceso de negociación como a la hora de desarrollar políticas nacionales de lucha contra el cambio climático, según reflejaba un comunicado del entonces llamado Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente español. “Es un buen paso, pero de momento creo que no está habiendo resultados concretos”, explica Cristina Monge, politóloga y directora de Conversaciones de Ecodes. Oficialmente se espera tener algún diagnóstico para finales de este año.

Hablando de paridad las cifras son muy bajas. En la Unión Europea, las mujeres solo representan el 26% de personas que ocupan posiciones gubernamentales de alto nivel en cuestiones de energía, transporte y medio ambiente; mientras que sólo el 12% de los ministerios del mundo dedicados al ámbito ambiental están dirigidos por mujeres, subraya el informe Gender and Climate Change: A Closer Look at Existing Evidence (Género y cambio climático: una mirada cercana a las existencias evidentes), entre ellos el Ministerio para la Transición Ecológica de España, dirigido por Teresa Ribera Rodríguez.

En 2016, apenas el 32% de las delegaciones nacionales participantes en la Convención para el Cambio Climático de Naciones Unidas (UNFCCC, por sus siglas en inglés) eran mujeres, un 6% menos que en 2015. Y solo un 23% de las delegaciones estaban encabezadas por ellas. Los datos de la organización estadounidense WEDO indican que, teniendo en cuenta que en 2008 el porcentaje era del 17%, la paridad no se lograría hasta 2040. Por otro lado, la recogida de datos y análisis también está en manos masculinas: el panel intergubernamental de expertos de la ONU, el conocido como IPCC, solo cuenta con un 20% de investigadoras, pocas de ellas en puestos de responsabilidad. En España, por cierto, la Comisión de Expertos en Transición Energética creada durante el mandato de Mariano Rajoy estaba únicamente formada por hombres, como se criticó en el I Congreso de Género y Energía, celebrado en Bilbao a inicios de 2018.

 

Afecciones a la infancia

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Una mujer china carga con agua y con su bebé a causa de la sequía. read STR/AFP/Getty Images

Si el cambio climático afecta principalmente a la población más vulnerable, las niñas y niños viven de manera clara los efectos del calentamiento de la Tierra. Están más expuestos a determinadas enfermedades como las diarreicas (una de las mayores causas de mortalidad en menores de cinco años) y a los peligros de la desnutrición. Se estima que, en los próximos años, los fenómenos climáticos extremos afectarán a unos 175 millones de niños al año, apunta Unicef, la agencia de la ONU dedicada a la infancia.

Sin embargo, no fue hasta el Acuerdo de París, celebrado a finales de 2015, cuando se reconoció de manera oficial el vínculo entre el cambio climático y la infancia: monitorear, evaluar, medir y educar son algunas de las claves que recoge este acuerdo internacional. Durante la cita en la capital francesa, jóvenes de más de 55 países del mundo firmaron una declaración que tuvo como demanda principal alcanzar una mayor participación juvenil en las políticas sobre cambio climático en particular y más en general sobre temas ambientales.

Lejos de verles como víctimas, organizaciones como Unicef apuestan por la importancia de educar sobre cuestiones ambientales, para crear así generaciones que puedan ser agentes de cambio en el futuro: “Si bien el deterioro cada vez más acelerado del medio ambiente mundial tiene sus efectos más profundos en niños y jóvenes, los niños y adolescentes con conciencia ambiental pueden llegar a ser los principales agentes de cambio para la protección y custodia a largo plazo de la Tierra”, afirma el organismo internacional en uno de sus documentos, recordando que la situación no es baladí: alrededor del 45% de la población global tiene menos de 25 años.

En la última cumbre internacional sobre clima, la COP 24 celebrada en Katowice (Polonia) a finales de 2018, la necesidad de un enfoque de género y de una mirada integral que incluya a la infancia y la juventud volvió a estar presente. “El Acuerdo de París ha reconocido firmemente que para ser efectiva y verdaderamente transformadora, la acción climática debe respetar y promover la igualdad de género y los derechos humanos de las mujeres”, afirmó Hwei Mian Lim, del Centro de Investigación y Recursos para Mujeres de Asia y el Pacífico. Desde el Women and Gender Constituency insistieron: “Las niñas, en particular, a menudo son excluidas en la formulación de políticas, la toma de decisiones y los procesos políticos”.