Una familia siria en la ciudad de Kobane en junio de 2015. (Ahmet Sik/Getty Images)
Una familia siria en la ciudad de Kobane en junio de 2015. (Ahmet Sik/Getty Images)

…y más desigual en el reparto de la paz. La puntuación media ha caído un 2,4%. Cuatro de nueve regiones geográficas fueron más pacíficas: Europa, Norteamérica, África subsahariana y Centroamérica y el Caribe, pero en las otras cinco, Oriente Medio y Norte de África, la situación empeoró considerablemente.  

Durante el último año, el Índice de paz global (GPI en sus siglas en inglés) se ha mantenido estable. Ahora bien, aunque el nivel medio de paz se mantuvo constante en el mundo, varios indicadores y países sufrieron un deterioro, mientras que otros mejoraron. Cuatro de las nueve regiones geográficas experimentaron más paz: Europa, Norteamérica, África subsahariana y Centroamérica y el Caribe. En las otras cinco, la situación empeoró. Los cambios más notables del Índice se observaron en Oriente Medio y Norte de África (la región MENA), donde varios países sufrieron un aumento de la violencia relacionada con las luchas sectarias y los conflictos civiles, hasta el punto de que se convirtió en la región menos pacífica del mundo.

El ámbito de la seguridad y la protección social mejoró ligeramente, gracias a los descensos de la tasa de homicidios y la probabilidad de protestas violentas. La disminución de los homicidios refleja sobre todo la actualización de los datos en algunos países con tasas muy elevadas. Pero esa mejora se vio compensada por el empeoramiento en los campos de conflicto actual y militarización, debido al incremento de las muertes por conflictos internos, impago de las contribuciones al mantenimiento de la paz y el deterioro constante del indicador relativo al impacto del terrorismo.

Islandia es el país más pacífico, y los 10 primeros países en la clasificación del GPI son, todos ellos, democracias estables. Los países nórdicos y de la región alpina están especialmente bien representados. También hay varios países de la región de Asia-Pacífico en lo alto de la lista: Nueva Zelanda en el 4, Japón en el 8 y Australia en el 9.

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MENA se ha convertido en la región más violenta y ha sobrepasado al sur de Asia, que ocupaba ese lugar en el GPI del año pasado. Europa vuelve a ser la región más pacífica del mundo, gracias a la ausencia de conflictos tanto internos como externos. También es la región que experimentó la mayor mejora en su puntuación respecto a 2014, con lo que prolonga su tendencia a la pacificación desde hace ya ocho años.

El país que más mejoría experimentó este año fue Guinea-Bissau, que subió 24 puestos en la clasificación, hasta el 120. Los cuatro siguientes que más mejoraron fueron Costa de Marfil, Egipto, Tayikistán y Benín. Un factor común de estas mejorías fue el descenso de los conflictos organizados, que se observa en los cuatro países africanos recién mencionados.

Libia, que había experimentado una fuerte mejoría en el GPI de 2014, la ha anulado al sufrir el mayor deterioro este año. Su puntuación bajó de forma considerable y lo situó 13 puestos más abajo, en el 149, lo cual lo convierte en el decimocuarto país menos pacífico. Como era de esperar, el segundo país que más ha empeorado es Ucrania, debido al conflicto entre los separatistas rusos y el Gobierno ucraniano y a la inestabilidad creada por Rusia al anexionarse Crimea. Otros países que cayeron mucho son Yibuti y Níger, que perdieron 42 y 28 puestos respectivamente.

En los últimos ocho años, la puntuación media ha caído un 2,4%, lo cual quiere decir que, por término medio, el mundo se ha vuelto ligeramente menos pacífico. No obstante, ese empeoramiento no ha estado repartido por igual, ya que 86 países han sufrido un deterioro y 76 una mejora. MENA ha empeorado más que ninguna otra región del mundo, un 11% en estos ocho años.

La tendencia a ser menos pacíficos se ha debido sobre todo al deterioro de varios indicadores de paz interna. De los cinco factores esenciales que han empeorado más de un 5%, cuatro son internos y uno externo: refugiados y desplazados internos como porcentaje de la población, muertes por conflictos internos, impacto del terrorismo, probabilidad de protestas violentas y percepción de la criminalidad.

El deterioro de los indicadores que miden el número de refugiados y desplazados internos y el impacto del terrorismo es el dato más preocupante. Los últimos cálculos de ACNUR indican que hay ya más de 50 millones de refugiados o desplazados internos debido a los conflictos y la violencia, la cifra más elevada desde el final de la Segunda Guerra Mundial. En 2014, un tercio de las personas a las que la guerra obligó a desplazarse dentro de su propio país estaban en Irak y Siria.

El terrorismo ha aumentado sin cesar durante el último decenio y no parece que esa tendencia vaya a cambiar. Las muertes causadas por el terrorismo aumentaron un 61% en 2013, con casi 18.000 personas fallecidas por culpa de atentados. De esas muertes, el 82% se produjo en solo cinco países: Irak, Afganistán, Pakistán, Nigeria y Siria. La amenaza del terrorismo ha afectado asimismo a muchos de los países más pacíficos: en el último año se cometieron atentados en Francia, Dinamarca y Australia.

En el lado positivo, durante los ocho últimos años han mejorado varios indicadores de paz exterior. Las relaciones con los países vecinos se han reforzado, en particular en Sudamérica, la financiación de las contribuciones a las labores de mantenimiento de la paz de la ONU ha aumentado y el número y la intensidad de los conflictos externos han descendido a medida que muchos países retiraban sus tropas de Irak y Afganistán.

Es importante señalar que la paz tiene un reparto cada vez más desigual. Mientras que Europa continuó su tendencia histórica a la mejoría, Oriente Medio prolongó su deterioro reciente, por lo que se incrementa la distancia entre las regiones y los países más y menos pacíficos. En Europa y en muchos otros países desarrollados, las tasas de homicidios y otras formas de violencia entre personas siguen cayendo y están en los niveles más bajos de la historia.

En 2008 no había más que tres países con una puntuación peor que 3 sobre 5: Somalia, Irak y Sudán. En 2015, sin embargo, son nueve los países en esa situación: Siria, Irak, Afganistán, Sudán del Sur, República Centroafricana, Somalia, Sudán, República Democrática del Congo y Pakistán, lo cual pone de relieve el empeoramiento que han sufrido los países menos pacíficos del mundo.

En 2014, la repercusión de la violencia en la economía mundial fue enorme, con un cálculo de 14,3 billones de dólares, el 13,4% del PIB mundial. Esta cifra equivale a las economías unidas de Brasil, Canadá, Francia, Alemania, España y Reino Unido. Desde 2008, la repercusión económica total en el PIB mundial ha aumentado un 15,3%, de 12,4 billones de dólares a 14,3.

Hay grandes incrementos de costes debidos al aumento de las muertes por conflictos internos, las aportaciones para sostener a los desplazados internos y los refugiados y las pérdidas de PIB debidas a las guerras; estas últimas son responsables del 38% del aumento experimentado desde 2008. Las principales partidas de gastos son el militar, con el 43%, los homicidios y los crímenes violentos, con el 27%, y los servicios de seguridad interior, incluida la policía, con el 18%. Aunque el coste de las labores de mantenimiento de la paz de la ONU se ha multiplicado a más del doble desde 2008, sigue representando menos del 0,17% del gasto de contención de la violencia.

El informe esboza varias conclusiones nuevas en materia de Paz Positiva que destacan su efecto sobre la paz, el desarrollo y otros importantes objetivos sociales. En las sociedades con una paz positiva más sólida, hay más probabilidades de alcanzar los objetivos de desarrollo. Esas sociedades son más fuertes ante las crisis y albergan menos motivos de protesta. Tienen más posibilidades de obtener resultados positivos y no violentos ante los movimientos de resistencia y saben adaptarse mejor y hacer concesiones para resolver los agravios. Además, la paz positiva va estadísticamente unida a muchos otros resultados que se consideran deseables: entornos empresariales más sólidos, mejor comportamiento en materia de bienestar, más igualdad entre los sexos y mejor comportamiento de acuerdo con criterios medioambientales.

Son tres los campos que analiza el informe.

Conflictos internos e internacionales actuales: este apartado analiza los seis grandes conflictos actuales en MENA, en concreto en Siria, Irak, Yemen, Libia, Israel y Líbano. Identifica muchas de las causas de estos conflictos, que incluyen los desafíos a la legitimidad de los gobiernos, el agravamiento de las divisiones sectarias, la presencia desestabilizadora de Daesh y el conflicto transversal que sostienen Arabia Saudí e Irán a través de terceros países.

Seguridad y protección social: este capítulo analiza los efectos de la urbanización sobre la violencia y llega a la conclusión de que, en general, la paz se incrementa cuando hay un nivel más alto de urbanización. Es un efecto secundario del desarrollo. Sin embargo, los países que tienen un Estado de derecho débil, numerosos motivos de queja entre grupos y un grado muy elevado de desigualdad, tienen más probabilidades de experimentar el deterioro de la paz a medida que aumenta la urbanización.

Militarización: desde 1990, los niveles de militarización mundial han sufrido un descenso lento pero seguro; las grandes variaciones se han producido de forma infrecuente y, en general, debido a cambios económicos y geopolíticos más amplios. Sorprendentemente, hay muy pocos parámetros socioeconómicos asociados a la militarización; ahora bien, las investigaciones han descubierto que los países con factores de paz positiva más débiles tienen más probabilidades de utilizar al Ejército para la represión interna.

 

Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia.