
En los últimos años el Gobierno de Israel y la derecha nacionalista de Europa se han ido acercando. ¿Cuáles son sus puntos de unión?
El pasado 29 de noviembre, el presidente del Estado de Israel, Ruben Rivlin, declaró en una entrevista concedida a la CNN que: “Israel no tiene nada que ver con movimientos neo-fascistas […] aunque expresan un fuerte apoyo a Israel, son incompatibles con los principios y valores con los que el país se fundó”.
Rivlin hacía así alusión, veladamente, al acercamiento y a la simpatía mutua que existe entre el Gobierno de Israel, liderado por el primer ministro Benjamín Netanyahu, y los gobiernos de Europa liderados hoy por políticos adscritos a la nueva derecha nacionalista. El medio es también el mensaje y por ello es significativo que el presidente haya abjurado de la nueva derecha nacionalista europea calificándola de neofascista en la CNN, la cadena de televisión a la que Donald Trump ha declarado enemiga y generadora de fake news. Poco después de esta entrevista, Rivlin se negó a recibir a Matteo Salvini, que estuvo de visita oficial en el país a mediados de diciembre.
Ciertamente, Netanyahu, que también ocupa la Cartera de Exteriores, ha hecho una apuesta por reforzar las relaciones con los gobiernos del Grupo de Visegrado, cuyos gobernantes son hoy tachados de nacionalistas eurófobos; una apuesta que también se ha convertido en otro de los desacuerdos entre el primer ministro y el presidente de Israel, como dejó en evidencia la mencionada entrevista.
Un acercamiento público y progresivo
El 19 de julio de 2017, Israel y el Grupo de Visegrado (Hungría, Polonia, República Checa y República Eslovaca) celebraron una cumbre donde se destacaron sus “valores e intereses comunes”. En una grabación obtenida por Reuters, Netanyahu se burló de la “Vieja Europa” por criticar las políticas israelíes tomadas hacia los palestinos y dijo: “Creo que Europa tiene que decidir si quiere vivir y prosperar o si quiere marchitarse y desaparecer”.
El pasado mes de julio, Viktor Orbán viajó a Israel en visita oficial durante dos días y, ante el premier israelí, expuso: “Puedo asegurar al primer ministro que Hungría tiene una política de tolerancia cero hacia el antisemitismo”. Orbán ha recibido acusaciones de antisemitismo, sobre todo por su campaña contra el filántropo judío George Soros y por la rehabilitación histórica de Miklos Horthy, el regente de Hungría bajo el que se deportaron cientos de miles de judíos a los campos de exterminio durante la Segunda Guerra Mundial. El 27 de noviembre, en un indudable gesto contra estas acusaciones, el Gobierno húngaro aprobó una partida de 3,4 millones de dólares para luchar contra el antisemitismo.
Polonia es otro país envuelto en polémicas relacionadas con el antisemitismo que ha llegado a un buen entendimiento con Israel. El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, ...
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