Varias personalidades occidentales están animando a Ucrania a entablar negociaciones de paz con Rusia. Pero, en estos momentos, un alto el fuego dejaría al país vulnerable frente a un nuevo ataque ruso. Kiev necesita armas, no titubeos.

Soldado de tanque ucraniano se ve en la línea del frente en Donetsk, Ucrania, mientras continúa la intensa actividad militar durante la guerra entre Rusia y Ucrania. (Metin Aktas/Anadolu Agency via Getty Images)

Hay serios motivos para desear que la guerra en Ucrania termine lo antes posible. “La guerra es un infierno”, dijo el general estadounidense William Tecumseh Sherman tras la Guerra Civil estadounidense. El país ha sufrido terribles bajas civiles y militares y daños catastróficos en sus infraestructuras; el fin de los combates ahorraría más daños al país. Pero las negociaciones, en estos momentos, beneficiarían más a Moscú que a Kiev.

Diversos políticos, analistas y militares occidentales han empezado a propugnar que Ucrania entable conversaciones de paz con Rusia. Algunos temen una escalada que desemboque en una guerra nuclear. Otros están preocupados por el coste humano de la prolongación de la lucha para Ucrania. A otros les inquieta el coste económico que supone para Occidente apoyar a Kiev y sancionar a Rusia. Otros tienen miedo de que Occidente tenga que entregar demasiadas armas a Ucrania y eso ponga en peligro su propia defensa. Sean cuales sean sus motivaciones, cuando los comentaristas occidentales escriben sobre la necesidad de “moderar las expectativas de la opinión pública [ucraniana] de obtener una victoria decisiva”, están dando a entender que Ucrania debería prepararse para dejar en manos de Vladímir Putin al menos parte del territorio que, antes de 2014, la propia Rusia aceptaba que era ucraniano.

Existen al menos seis razones por las que el consejo occidental de negociar ahora es una equivocación. En primer lugar, ignora la capacidad de acción de los propios ucranianos. Ellos son los que están siendo atacados por Rusia; solo ellos pueden decir si para lograr la victoria que desean merece la pena todo este sufrimiento. Una encuesta hecha por Gallup en septiembre mostraba que el 70% de los ucranianos quería seguir luchando hasta la victoria y que el 91% decía que ésta implicaba recuperar el control de todo el territorio ucraniano, incluida Crimea. Si los propios ciudadanos decidieran que recobrar Crimea —el problema militar más difícil al que se enfrentan— no merece la pena por el número de bajas que se prevé, la historia sería distinta; pero, por ahora, nada indica que lo piensen.

En segundo lugar, salvo que continúen simultáneamente las conversaciones y los combates, Ucrania estaría dividida a lo largo de una línea de alto el fuego mientras se prolonguen las negociaciones (como ocurrió tras los acuerdos de Minsk de 2014 y 2015). Eso dejaría a una parte importante de la población ucraniana sometida a la ocupación rusa. Las pruebas halladas en todas las zonas liberadas por las tropas ucranianas muestran lo que eso significa: torturas, desapariciones, violencia sexual, la rusificación del sistema educativo y la adopción forzosa ...