Boubacar Boris Diop ofrece una desgastada caricatura de la política de Francia respecto a África, y lo que es más importante, de la propia África en ‘¡La vie en euros!’ (agosto/septiembre de 2010). Pintando a Francia como un titiritero todopoderoso, Diop adopta el cliché de un continente carente de autoridad que no escribe su propia historia. París sin duda tuvo participación en unos cuantos golpes de Estado en África en el pasado remoto, pero la idea de que Francia sigue “moviendo los hilos entre bastidores” es ridícula.

De hecho, la relación de Francia con África se ha transformado profundamente en las últimas décadas, y en la actualidad guarda pocas similitudes con la insana relación del periodo postcolonial. La época en la que la prosperidad económica de Francia dependía de su comercio con África se acabó hace mucho tiempo. Aunque un puñado de importantes grupos franceses siguen siendo líderes comerciales en el continente, las ex colonias africanas representan tan sólo un 1% del comercio exterior francés. Diop nos recuerda que había 60.000 tropas francesas presentes en el continente tras la independencia. Pero apenas 8.000 permanecieron después del cierre de las bases permanentes en la República Centroafricana y Costa de Marfil, e incluso más recientemente, en Senegal, donde Francia se retiró sin rechistar cuando se le pidió que lo hiciera.

En lugar de reciclar argumentos agotados, Diop debería intentar responder a dos preguntas. En primer lugar, ¿por qué algunos comentaristas africanos están tan interesados en elegir a Francia? Se responsabiliza a París de todos los males del continente, aunque hayan pasado 50 años desde la independencia y la soberanía africana haya quedado enérgicamente demostrada por parte de países como Costa de Marfil y Senegal. Y, en segundo lugar, ¿le compensaría realmente a África no contar con ninguna ayuda extranjera?

  • Yves Gounin
    Autor, La France en Afrique, París, Francia

 

Boubacar Boris Diop responde:

Nadie culpa a Francia de todos los males que asolan África. Una acusación sistemática como esa supondría sobreestimar las capacidades actuales de Francia. Fuera de sus ex colonias, Francia ya no lleva la batuta en la geopolítica africana.

El autor de esta carta no refuta ninguno de los hechos mencionados en mi artículo. Por el contrario, confirma su validez cuando responsabiliza a los predecesores del presidente Nicolas Sarkozy, por supuesto sin afirmarlo abiertamente. Tampoco es verdad que Sarkozy esté poniendo punto final a la Françafrique. En efecto, las bases militares en Dakar y Abidjan se han cerrado recientemente, pero ese cierre se debió a razones presupuestarias como parte de un proceso puesto en marcha por el entonces presidente Jacques Chirac.

Sólo hay que fijarse en el caso de Jean-Christophe Rufin, ex presidente de Acción contra el Hambre en Francia, que fue destituido de su cargo como embajador de Francia en Senegal después de negarse a apoyar el plan del presidente Abdoulaye Wade para entregar el poder a su hijo. Como sostiene, por lo menos al principio de la era de la Françafrique, las maquinaciones francesas en África tenían como objetivo favorecer los intereses de Francia, no simplemente apoyar a los dictadores poderosos. “Lo que nos encontramos hoy son lobbys que pretenden favorecer a uno u otro régimen africano y vender todo el paquete a las autoridades francesas”, afirmó.

El autor de esta respuesta falazmente indignada a mi artículo sabe de sobra todo esto porque fue asesor de Wade de 2006 a 2009, un interesante detalle que olvida mencionar. En cuanto a su última e inesperada pregunta, no la responderé. Simplemente le aconsejo que la lea otra vez, con la vana esperanza de que se dé cuenta de lo racista que es.