
¿Por qué Mussolini es recordado por algunos italianos como un pasado aceptable e incluso deseable?

Mussolini in Myth and Memory
Paul Corner
Oxford University Press, 2022
Mientras la guerra llegaba a su fin en Italia en abril de 1945, se podría haber asumido que el fascismo había terminado y que el lugar de Benito Mussolini en la historia estaba asegurado: era un dictador fracasado, un hombre que había llevado la muerte y la destrucción a su nación. Pero, al igual que ha sucedido con otros dictadores, como Iósif Stalin, Nicolae Ceaucescu y se podría decir que Francisco Franco, que en realidad nunca se fue, Mussolini ha regresado. Algunas personas incluso hablan bien de él. La nueva primera ministra italiana, Giorgia Melloni, y su partido, Hermanos de Italia, se sitúan en el bando de la extrema derecha nacionalista del espectro político italiano, pero se han hecho con el poder en elecciones libres y competitivas, no han utilizado la violencia indiscriminada contra sus oponentes y no tienen planes de crear una dictadura de partido único, y mucho menos de resucitar un imperio italiano en el Mediterráneo.
Paul Corner es un respetado historiador del totalitarismo y el fascismo italiano en la Universidad de Siena. Y su libro nos ayuda a responder a una pregunta: “¿Cómo es posible que un hombre ejecutado por los italianos, vilipendiado por ellos, un hombre cuyo cuerpo fue colgado de una viga en una gasolinera entre la execración pública de los italianos, se haya convertido en una figura de la que algunos hablan con cierta consideración, incluso con nostalgia? Casi lo mismo puede decirse del propio fascismo. ¿Por qué la memoria del fascismo gira en torno a lo que, en general, ahora se ve como un pasado aceptable, invocado a veces casi con una sensación de indulgencia, en lugar de con un escalofrío de repulsión? ¿Qué ha pasado con nuestra memoria del fascismo —nuestra relación con el pasado fascista— para que se haya producido un giro así?”.
Corner ofrece tres razones. “Después de la guerra, los italianos en la práctica se exoneraron de cualquier culpa o responsabilidad por los crímenes del fascismo”. No hicieron balance de su participación en los horrores del fascismo, a diferencia de los alemanes. Ese período crucial de la historia italiana no se enseña, y nunca se enseñó, en las escuelas, en marcado contraste con Alemania. En segundo lugar, una amnistía de 1946 permitió que muchos exfascistas permanecieran en la vida pública. No hubo una limpieza general ni en la policía ni, lo que es aún más revelador, en la judicatura. El hecho de que Italia se mantuviera en lo que se consideró el lado correcto mientras se intensificaba la Guerra Fría permitió que las preguntas incómodas se desvanecieran, a pesar de la existencia de un Partido Comunista fuerte cuyo papel crucial en la ...
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