
El G20 se debate, esta vez en China, entre la ambición por alcanzar acuerdos y la implementación de lo ya acordado.
Por primera vez China será la organizadora de la Cumbre del G20, que tendrá lugar en la ciudad de Hangzhou la primera semana de septiembre. Este hecho cobra importancia dadas las predicciones que avisan de una ralentización del crecimiento económico del gigante asiático y, por tanto, de una pérdida de su peso relativo en la escena global. Pese a ello, el país sigue siendo la segunda potencia económica mundial y un actor clave para poner en marcha las medidas que puedan acordarse en el seno de este foro. De hecho, siguiendo la estela de la presidencia turca, la agenda china vuelve a centrarse en este aspecto, y da una idea de la principal debilidad del G20: la falta de mecanismos para aplicar los acuerdos alcanzados y de herramientas de sanción a quienes no los hagan efectivos en el tiempo y forma acordados.
Además de implementar acuerdos pasados, Hangzhou también quiere centrarse en la promoción del comercio exterior ante la caída de volumen de las exportaciones e importaciones globales o asuntos económicos que se han quedado en el tintero. Uno de los principales temas al respecto es la lucha contra los paraísos fiscales y la evasión fiscal en la escena internacional, asunto que ha escalado en la agenda económica del grupo tras el escándalo de los papeles de Panamá en abril de 2016. El G20 ya emitió un comunicado destacando la voluntad de los veinte para acabar con los paraísos fiscales, instando a los países que los albergan a sumarse a los acuerdos internacionales contra la evasión fiscal. Sin embargo, los miembros llevan tiempo intentando avanzar en este área a la vez que algunos de sus miembros están en el ojo del huracán de la existencia de paraísos fiscales.
Pese a los grandes retos que aún quedan pendientes en el área económica, la formalización del G20 como foro de debate de la gobernanza global ha incrementado el número de temas que aparecen en la agenda de las cumbres. Por ejemplo, las cuestiones en materia de energía han sido un asunto principal a tratar debido a la importancia de las exportaciones de hidrocarburos para algunos miembros del grupo como Arabia Saudí o Rusia y al hecho de que el 80% del consumo global de energía está representado en el G20. La transición hacia un modelo energético más sostenible ha sido un tema recurrente en las últimas citas, que llevó finalmente a la aprobación de un Plan de Acción para la Eficiencia Energética en Brisbane 2014 y que espera concretarse con programas más específicos de cooperación energética y de sostenibilidad en la Cumbre. Ya en 2009, el G20 se comprometió a eliminar progresivamente los subsidios a la producción de combustibles fósiles, que alcanza hasta ...
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