Meta: El objetivo es fomentar la igualdad de oportunidades para las mujeres desde la infancia, inscribiendo al mismo porcentaje de chicos que de chicas en la escuela. Los dirigentes mundiales tienen la tarea de crear asimismo más oportunidades para más mujeres en la política y el trabajo.

Realidad: Es evidente que no se avanza a suficiente velocidad para cumplir este objetivo. Menos de un tercio de los 171 países supervisados han conseguido que haya el mismo número de niñas que de niños en la escuela.

Existen dos explicaciones fundamentales de por qué el mundo está fallando en este aspecto. La primera es que la autonomía de las mujeres es más fungible y tiene más carga cultural que muchos otros objetivos. “Lo que tiene importancia aquí es la complejidad del cambio”, dice Thoraya Obaid, responsable del Fondo de Población de Naciones Unidas, que advierte que los problemas de las mujeres no se arreglan con soluciones técnicas sino con importantes cambios culturales y de conducta. No hay una ONG ni un donante que pueda hacerlo, añade; “el cambio sólo puede surgir de dentro”.

La segunda explicación es que las mujeres nunca han sido una prioridad política. Durante este experimento de 10 años, los políticos han preferido centrarse en un objetivo en cada momento, dice Jeffrey Sachs, economista y asesor de la secretaría de la ONU sobre los ODM. “Cada año ha habido un objetivo” de moda, añade. Y las mujeres no han estado de moda hasta este año, en el que por primera vez van a tener un papel central (este interés renovado sucede a la alarma causada por los datos que demuestran que la igualdad entre los sexos es el objetivo en el que menos ha progresado).