Meta: Al igual que sucede con las mujeres que mueren durante el parto, muchos de los niños que fallecen antes de cumplir los cinco años lo hacen por afecciones prevenibles y tratables. Los gobiernos decidieron recortar la mortalidad infantil en dos tercios para 2015.

Realidad: Aunque los índices de mortalidad sí han caído en general,  no lo han hecho lo suficientemente rápido como para alcanzar el objetivo, y unos 10 millones de niños mueren todavía cada año -casi la mitad de cuatro causas tratables: neumonía, diarrea, malaria y VIH/sida. Además un estudio de Unicef dado a conocer el 7 de septiembre descubrió que las desigualdades en la mortalidad infantil están creciendo en algunos casos. El estudio advierte de que los índices que miden la media a escala regional o nacional pueden llevar a engaño, ya que pueden “ocultar grandes disparidades, que incluso pueden estar aumentando, en la pobreza” entre ricos y pobres.

Son las comunidades con menos recursos las que tienden a sufrir más las  enfermedades infantiles prevenibles -a menudo carecen de saneamientos y tratamientos de aguas que podrían empezar por prevenir afecciones como la diarrea; y por regla general no suelen tener acceso a una asistencia médica básica. Y además, según señala Unicef, “a las comunidades más pobres y marginadas no se las evalúa de una manera sistemática y a menudo se las olvida cuando se formulan los planes nacionales de desarrollo y se asignan los recursos”. Para corregir esta disparidad será necesario un gran impulso en la otra dirección; esta agencia de la ONU afirma ahora que sus esfuerzos se centrarán durante los próximos cinco años en los niños en la parte más baja de la escala de ingresos.