
A los Estados que tradicionalmente han tendido intereses en las aguas del Indico se unen otros emergentes que despliegan también sus estrategias económicas y de seguridad ¿Estamos ante el nuevo “Gran Juego” geopolítico del siglo XXI?
El control por las rutas y esferas de influencia dentro del Océano Índico comienza a generar una gran atención para los grandes actores de la geopolítica global del siglo XXI. Ello explica el interés por controlar sus esferas de influencia por parte de potencias como China, India, EE UU y Francia, entre otros. Pero es cada vez mayor la presencia de potencias emergentes como Rusia, Turquía, Irán, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Pakistán, Australia e Indonesia. En este marco se debe también destacar el papel de actores insulares dentro del espacio Índico como Sri Lanka, Maldivas, Mauricio, Seychelles, Madagascar, Comoros y Vanilla.
El Índico es el tercer océano más importante del mundo, con 77 millones y medio de kilómetros cuadrados, un 20% de la superficie terrestre. Cuenta igualmente con la presencia de 37 Estados ribereños, agrupando una tercera parte de la población mundial, destacando países de enorme peso demográfico como India y, más geográficamente alejados, China e Indonesia.
Por sus aguas transita el 60% del comercio mundial de petróleo y el 70% del transporte de contenedores de mercancías. Toda vez, cabe destacar su proximidad con los Mares de Bengala y Malaca, el Mar del Sur Meridional de China, el Cuerno de África y el extremo oriental africano, el Estrecho de Bab el Mandeb, el Mar Rojo, el Canal de Suez y el Golfo de Adén, el Mar Arábigo y la entrada al Golfo Pérsico y Oriente Próximo a través del Estrecho de Ormuz.
¿Cuáles son las estrategias de los nuevos actores?
A pesar de su distancia geográfica, de todos los actores emergentes en el Océano Índico, Rusia ha sido el más prolífico en su actividad. Esa presencia ya era palpable desde tiempos de la Guerra Fría, pero la Rusia de Vladímir Putin ha confeccionado en los últimos años una estrategia de actuación mucho más definida.
Moscú calcula su presencia en el Océano Índico como un marco consecuente con su estrategia Pivot to the East (Giro al Este), impulsada en 2012, así como la Estrategia de la Gran Eurasia (2016). La seguridad es el pilar fundamental de la actuación rusa en el Índico, con énfasis en el combate a la piratería que afecta las rutas marítimas comerciales. Pero otras perspectivas geopolíticas explican también la presencia rusa en la zona.
La Doctrina Naval 2030 establecida por Putin en 2017, implica para el Kremlin tres prioridades a largo plazo en este océano: el ya mencionado combate a la piratería, así como al terrorismo y el tráfico de drogas; el fortalecimiento de la estrategia rusa hacia el Antártico a través de la promoción de investigación científica marina con los países de ...
Artículo
para suscriptores
Para disfrutar de todos nuestros contenidos suscríbete hoy:
Plan mensual
3,70€/mes
- Asiste a eventos en exclusiva
- Recibe la Newsletter mensual ‘Cambio de foco’ con contenidos de actualidad
- Participa activamente en la elección de los contenidos de esglobal
- Accede a todos los contenidos semanales
- Accede al archivo de artículos desde 2007
- Descarga todos los artículos en PDF
Plan anual
37€/mes
- Asiste a eventos en exclusiva
- Recibe la Newsletter mensual ‘Cambio de foco’ con contenidos de actualidad
- Participa activamente en la elección de los contenidos de esglobal
- Accede a todos los contenidos semanales
- Accede al archivo de artículos desde 2007
- Descarga todos los artículos en PDF