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Las tendencias económicas de la mano de varios analistas internacionales. ¿Qué nos espera este año?

El año 2014 ha sido el de los quebraderos de cabeza geoestratégicos. La crisis de Ucrania ha mantenido en vilo a Europa. La anexión rusa de Crimea y Sebastopol, el golpe de Estado y la guerra civil en el país, y los temores a una nueva guerra del gas que encareciera el suministro energético, han tumbado durante buena parte del año la confianza de los inversores y empresarios en la locomotora europea, Alemania. El punto de mayor tensión fue el presunto derribo de un avión con casi 300 personas dentro por parte de rebeldes apoyados por Rusia.

También elevó la volatilidad el desmembramiento de Irak, uno de los principales productores de petróleo, azotado por un nuevo grupo terrorista, Estado Islámico, que desgraciadamente ha ido adquiriendo protagonismo mediático. La guerra entre Hamás e Israel y la crisis del ébola se sumaron a los temores de los mercados durante un periodo breve, aunque sus efectos fueron más contenidos.

En lo puramente económico, los bancos centrales vuelven a estar en la picota. La Reserva Federal estadounidense comenzó a retirar los estímulos, después de que su economía consiguiera reducir el desempleo hasta la zona del 6% y la economía creciera a un ritmo superior al 2,5%. Ahora la cuestión es cuándo subirá Estados Unidos los tipos de interés. Mientras, al otro lado del mundo Japón sigue sufriendo para abandonar su cóctel de estancamiento y deflación. Las Abenomics, como se conoce a las “tres flechas” de Shinzo Abe (política fiscal, reformas y estímulos monetarios), no están dando aún los resultados esperados.

¿Cuál es la receta entonces para crecer? En su ya famoso discurso de Jackson Hole, el banquero central europeo, Mario Draghi, se mostró partidario de pisar el acelerador de la expansión monetaria para reanimar de una vez por todas a la eurozona, maltrecha por el déficit, los ajustes y la austeridad. Con los tipos de interés casi a cero, el BCE ha lanzado un programa de préstamos a los bancos (TLTROs) para que estos a su vez concedan crédito a pequeñas y medianas empresas. Pero la estrategia ha resultado descafeinada. El crédito sigue sin fluir. China, por su parte, parece ya abocada a una ralentización. Está invirtiendo menos en sectores recalentados como las infraestructuras y dando más aire a los servicios, pero la burbuja inmobiliaria es un hecho. La pregunta ahora no es si aterrizará el gigante asiático, sino si lo hará de forma suave o en medio de turbulencias que puedan condicionar al resto.

Así terminamos el año. ¿Y qué nos espera este 2015? Siempre puede aparecer lo que los economistas gustan en llamar un black swan, un cisne negro, un hecho relevante e inesperado que cambie el rumbo de la historia económica. Pero más allá de imponderables, ¿qué vectores económicos tenemos que tener en cuenta para el año que entra? Lo analizamos con la ayuda de ocho analistas internacionales.

 

Un año difícil para ...