Las últimas elecciones demuestran que Bosnia Herzegovina sigue atascada en las divisiones étnicas 15 años después del final de la guerra. Las reformas políticas y económicas son aún las asignaturas pendientes de uno de los países más pobres de Europa.

 

Las recientes elecciones generales de 2010 en Bosnia Herzegovina (BH) era la sexta oportunidad que tenían sus ciudadanos de ejercer “el derecho democrático más preciado” desde la guerra que terminó hace 15 años.

AFP/Getty Images

Se pensaba que estos comicios eran cruciales, porque el país necesita unas serias reformas políticas y económicas que hasta ahora no han sido posibles debido a las profundas divisiones entre tres grupos étnicos (bosnios musulmanes, bosniocroatas y serbobosnios) y dos entidades administrativas (Federación de Bosnia y Herzegovina y la República Srpska). BH es uno de los Estados más pobres de Europa y está a la cola de los países de los Balcanes occidentales que aspiran a entrar en la UE.

Durante la campaña electoral, los líderes políticos volvieron a centrarse enormemente en los temas nacionalistas, en vez de los problemas económicos y las reformas exigidas por la UE. Por otra parte, la sociedad civil vivió probablemente la mejor campaña de su historia, que impulsó a los ciudadanos a votar y a hacerlo por el cambio.

Más de 8.000 candidatos de 30 partidos políticos y 11 coaliciones se disputaban los escaños en los parlamentos central, de los dos entes y cantones, así como la presidencia tripartita. La participación fue aproximadamente del 56%, la mayor desde 2002. Los resultados preliminares para el Parlamento nacional muestran que el único cambio respecto a las elecciones de 2006 se ha producido en las zonas en las que son mayoría los bosnios musulmanes, que han subido, sobre todo, a costa de los partidos bosnios etnonacionalistas. Los nacionalistas siguen dominando en otras partes del país: la entidad serbia de la República Srpska y las áreas de mayoría croata.

El Partido Socialdemócrata (PSD) ha duplicado sus resultados respecto a las últimas elecciones. Su candidato, Zeljko Komsic, ha obtenido el puesto croata de la presidencia, y esta formación ha logrado los mejores resultados en el parlamento central y el Parlamento de la entidad bosniocroata.

El principal derrotado en las elecciones es Haris Silajdzic, que no ha logrado la presidencia y ha terminado en tercer lugar. Su partido ha perdido más del 60% de los votos que obtuvo en 2006. Muchos creen que estos nefastos resultados son consecuencia del incumplimiento de la promesa que hizo en 2006 de abolir la República Srpska. El escaño bosnio de la presidencia ha ido a parar al candidato del Partido de Acción Democrática (SDA), Bakir Izetbegovic, hijo del líder bosnio durante la guerra y la inmediata posguerra, Alija Izetbegovic.

El tercer miembro electo de la presidencia es Nebojsa Radmanovic, de la Alianza de Socialdemócratas Independientes (SNSD), cuyo jefe, Milorad Dodik ha vencido también en las elecciones para presidir la República Srpska y que ha obtenido la mayoría de los votos serbios en todas las instituciones de BH.

Aunque los ciudadanos comprendieron la necesidad de cambio y votaron por el Partido Socialdemócrata, éste no es un dato tan significativo como pudiera parecer. Debido a un sistema electoral muy complejo, el PSD tendrá que aliarse con otras formaciones, pero los que tienen mayor presencia tras las elecciones no comparten sus ideas. El resultado de los comicios podría incluso agravar las divisiones étnicas y las disputas sobre la constitución.

La Comisión Electoral Central ha notificado la existencia de más de 130.000 votos nulos

Y por último, para colmo, la Comisión Electoral Central ha notificado la existencia de más de 130.000 votos nulos, que, si se confirma su irregularidad, podrían cambiar el resultado a los puestos de la presidencia. Los candidatos que quedaron en segundo lugar, Fahrudin Radoncic, líder populista del recién creado Partido por un Futuro Mejor y magnate de los medios de comunicación, y Mladen Ivanic, candidato serbio de oposición, se niegan a aceptar la derrota y han puesto en duda la legitimidad del proceso.

Desde 1995, la formación de nuevos gobiernos en BH ha tardado siempre entre cuatro y cinco meses. Dadas las discrepancias entre las distintas partes, es difícil que las cosas vayan mejor esta vez. De momento, nadie sabe qué perfil tendrá el gobierno central. Por desgracia, parece que estas elecciones, como muchas anteriores, no han servido para dar solución a la situación de punto muerto en la que se encuentra el país.

El único elemento positivo es la posición moderada y conciliadora de Izetbegovic, que ha prometido cooperar con otros grupos étnicos y esforzarse para alcanzar acuerdos por el bien de BH. ¿Se impondrá el sentido común?

 

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