Desde que en marzo de 2013 Jorge Mario Bergoglio se convirtiera en el nuevo pontífice de la Iglesia Católica, hemos asistido a una nueva manera de concebir el papado que incluye una labor clave como mediador en los principales conflictos internacionales.

La labor diplomática del Papa Francisco se ha centrado en tres frentes fundamentales: la relación entre Cuba y Estados Unidos; el conflicto entre el régimen chavista y la oposición; y la guerra civil de Colombia. Sin embargo, la extraordinaria agenda internacional que está llevando a cabo el Papa resulta en realidad mucho más extensa: desde los conflictos en la República Centroafricana hasta la violencia en la frontera entre México y Estados Unidos (donde sobresale la urbe de Ciudad Juárez), pasando por el permanente contencioso árabe-israelí e incluso las constantes denuncias de agresiones del ser humano al medio ambiente (que motivaron su primera encíclica, “Laudatio si”), así como una dura crítica a las fuertes desigualdades socioeconómicas existentes en muchos rincones del mundo.
Siguiendo un orden cronológico, deberíamos comenzar con el primer encuentro (en junio de 2013) que se produjo entre el Presidente venezolano, Nicolás Maduro, y Francisco. Encuentro que tuvo lugar en territorio vaticano y en el que se abordó la situación política y social del país tras la desaparición del presidente Hugo Chávez, así como diversos problemas tales como la pobreza, la lucha contra la criminalidad y el narcotráfico.Unos días antes de la llegada de Maduro a Roma, el líder de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Henrique Capriles, había enviado una carta a Francisco en la que le pedía su ayuda en función de lo que ellos calificaba de “(…) su enorme e indiscutida autoridad moral para lograr ese diálogo basado en la verdad”. Eso sí, Capriles informó a Francisco en aquella masiva de que el pueblo venezolano seguía “sufriendo persecución y cárcel en razón de sus ideas”.
En ese sentido, la mejor prueba del interés que tenía Francisco por solucionar el conflicto entre Gobierno y oposición en Venezuela lo encontramos en su decisión de convertir en Secretario de Estado (en octubre de 2013) a quien había sido desde agosto de 2009 Nuncio Apostólico en Venezuela, el italiano Pietro Parolin. Una elección que la locuacidad del actual Presidente venezolano convirtió en indiscreción cuando, hablando en un programa en televisión, gritó a los cuatro vientos: “¡Que venga Pietro Parolin! ¡Que venga!”. Lo que puso en serios aprietos a la Santa Sede, ya que el Secretario de Estado suele ser normalmente quien lleva el gobierno de la Iglesia, mientras que hay una persona escogida específicamente para las relaciones exteriores, que no es otro que el Cardenal Dominique Mamberti.
En el caso de la guerra civil que se libra en Siria desde 2011, como en el largo conflicto árabe-israelí, el Papa Francisco no ha actuado como mediador, si bien ha dejado su impronta personal en ambos conflictos. El 1 de septiembre de 2013, desde el ...
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