Vista desde la costa de Famagusta a los hoteles desiertos de Varosha (Tarik Tinazay/AFP/Getty Images)
Vista desde la costa de Famagusta a los hoteles desiertos de Varosha (Tarik Tinazay/AFP/Getty Images)

En 2014, 1.138 millones de turistas viajaron al extranjero. La actividad turística constituye una fuente de ingresos para el país receptor y dinamiza la economía creando puestos de trabajo. Hay lugares que una vez fueron la codicia de todo viajero, pero en los que la tendencia ha variado, ¿dónde están y cuáles han sido los motivos de este cambio?

Varosha (Chipre): las vacaciones congeladas en el tiempo

Varosha, en el distrito chipriota de Famagusta, vivió sus años dorados entre 1970 y 1974 como uno de los destinos turísticos más importantes del mundo. El que fuera el corazón turístico de la isla, con una oferta hotelera que representaba el 31,4% del total y por cuyas playas se paseaban celebridades de todo el mundo, es hoy en día el paradigma de conflicto enquistado en la Europa del siglo XXI. El aeropuerto, que en 1968 contaba con las más modernas instalaciones, hace décadas que ya no opera y los turistas que antes llegaban en masa a disfrutar de unos días de playa y vida nocturna han desaparecido de Varosha.

Todo se acabó con la Operación Atila, puesta en marcha por el Gobierno turco el 20 de julio de 1974. Turquía invadió la parte norte de Chipre, proclamando el Estado Federado Turco de Chipre -entidad en la actualidad sólo reconocida por este país bajo la denominación de República Turca del Norte de Chipre- para proteger a la comunidad turcochipriota, minoritaria en la isla (18% de la población) frente a la grecochipriota, y que según Ankara, se encontraba en situación de desamparo y discriminación. Desde entonces, la isla permanece dividida, con una zona de seguridad o buffer zone controlada por Naciones Unidas y con una operación de paz (UNFICYP, por sus siglas en inglés), que si bien se estableció en 1964 para prevenir posibles enfrentamientos entre estas comunidades, se vio ampliada por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas tras la invasión turca y todavía permanece en activo.

Varosha ve pasar el tiempo convertida en una ciudad fantasma. Evacuada a gran escala el mismo día de la invasión, turistas y residentes tuvieron que marchar casi con lo puesto. Como resultado, se contabilizan 212.000 personas consideradas como desplazados internos. La ciudad permanece vallada y por sus calles patrullan soldados turcos. La situación ha llegado a tal extremo que desde 1984 sólo se permite la vuelta a Varosha de sus antiguos habitantes y están prohibidos nuevos asentamientos. Mientras tanto, este enclave cuenta con dos alcaldes para una población inexistente (uno en representación de cada comunidad) y se ha convertido en una carta especial a jugar en la geopolítica europea y mediterránea, prolongando un conflicto cuyo origen se remonta al desmantelamiento del Imperio Británico.

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