Si las patentes médicas fuesen un bien de dominio público, la
farmacéutica suiza Roche no se hubiera visto obligada a licenciar el
antiviral Tamiflu (cuya propiedad posee hasta 2016), después de que
varios laboratorios del Tercer Mundo desafiasen a la multinacional y anunciaran
que fabricarán copias de este fármaco, considerado por la OMS
como "primera línea de defensa" contra la gripe aviar. Esta
cuestión, uno de los asuntos básicos de la reunión de
diciembre de la OMC en Hong Kong, y otras podrían resolverse con iniciativas
como la Carta Adelphi, presentada en octubre pasado en Londres por un grupo
de intelectuales, académicos y artistas como Gilberto Gil, cantante
y ministro de Cultura de Brasil; sir John Sulston, premio Nobel y uno de los
descubridores del genoma humano, o Lawrence Lessig, gurú de Internet
y profesor en la Universidad de Stanford (EE UU). Esta propuesta, un breve
documento de apenas 500 palabras (disponible en inglés en www.adelphicharter.org)
y que está respaldada por la Real Sociedad Británica para el
Fomento de las Artes, las Manufacturas y el Comercio (RSA), es un intento por
establecer nuevos principios para el copyrigth y las patentes en la era digital.

Los autores del manifiesto sostienen que el actual sistema de propiedad intelectual,
cuya regulación se incrementó de forma notable en el siglo XX,
sólo persigue el enriquecimiento privado y no el interés general,
y demandan la abolición no sólo de las patentes relacionadas
con la medicina sino de los modelos matemáticos, programas informáticos
y procesos empresariales.

Patentes gratis

Si las patentes médicas fuesen un bien de dominio público, la
farmacéutica suiza Roche no se hubiera visto obligada a licenciar el
antiviral Tamiflu (cuya propiedad posee hasta 2016), después de que
varios laboratorios del Tercer Mundo desafiasen a la multinacional y anunciaran
que fabricarán copias de este fármaco, considerado por la OMS
como "primera línea de defensa" contra la gripe aviar. Esta
cuestión, uno de los asuntos básicos de la reunión de
diciembre de la OMC en Hong Kong, y otras podrían resolverse con iniciativas
como la Carta Adelphi, presentada en octubre pasado en Londres por un grupo
de intelectuales, académicos y artistas como Gilberto Gil, cantante
y ministro de Cultura de Brasil; sir John Sulston, premio Nobel y uno de los
descubridores del genoma humano, o Lawrence Lessig, gurú de Internet
y profesor en la Universidad de Stanford (EE UU). Esta propuesta, un breve
documento de apenas 500 palabras (disponible en inglés en www.adelphicharter.org)
y que está respaldada por la Real Sociedad Británica para el
Fomento de las Artes, las Manufacturas y el Comercio (RSA), es un intento por
establecer nuevos principios para el copyrigth y las patentes en la era digital.

Los autores del manifiesto sostienen que el actual sistema de propiedad intelectual,
cuya regulación se incrementó de forma notable en el siglo XX,
sólo persigue el enriquecimiento privado y no el interés general,
y demandan la abolición no sólo de las patentes relacionadas
con la medicina sino de los modelos matemáticos, programas informáticos
y procesos empresariales. -Cecilia Ballesteros