¿Echan de menos los tiempos de Kim Jong Il? Quizá ha llegado la hora de traspasar sus afectos al delirante dictador de Guinea Ecuatorial.

 










AFP/Getty Images

 

El 22 de octubre, Fabián Nsue se dispuso a hacer una de las cosas que suelen hacer los abogados: visitar a uno de sus clientes en prisión.

Su destino no era una cárcel corriente. Era la Prisión de Playa Negra, un lugar con una reputación tan
siniestra que granjeó al país natal de Nsue, Guinea Ecuatorial, el apodo del “Auschwitz de África” en
los 70. En aquella época, el director de la cárcel era Teodoro Obiang, que después llegó a ser
presidente del país. Hoy, después de 33 años en el poder, goza del privilegio de ser el jefe de Estado
más antiguo del mundo.

Ese día de octubre, Nsue, que es el abogado de derechos humanos más destacado de Guinea
Ecuatorial, se dirigió a la cárcel a mediodía. Pero los funcionarios penitenciarios no le condujeron a la
cita prevista. Por el contrario, Nsue se encontró en una celda, en prisión incomunicada. No había
cama, cuarto de baño ni acceso a un abogado. Tres días después de su detención, le trasladaron a
otra cárcel, y el 30 de octubre, por fin, le pusieron en libertad, en presencia del embajador de
Estados Unidos, que había presionado para conseguirlo. (Durante su encuentro, uno de los
funcionarios ecuatoguineanos que estaban presentes recibió en su teléfono una llamada del propio
Obiang, que quería comprobar cómo se había resuelto el asunto; un ejemplo increíble de la afición
del gobernante a controlar todo personalmente.) Cuando FP solicitó a la embajada de Guinea Ecuatorial en EE UU que comentara la situación de Nsue, no quisieron responder.

Por desgracia, en el país de Obiang, los activistas están acostumbrados a esas perversas vueltas de
la vida. El presidente gobierna desde hace 33 años esta nación de 700.000 habitantes a base de
ganar elecciones con más del 95% de los votos. Aunque en 1991 prometió democracia a su pueblo,
sigue controlando todos los medios de comunicación y emplea la tortura, las detenciones
extrajudiciales y la censura para impedir que los líderes de la oposición organicen campañas en su
contra.

Obiang -que aparece en la foto de más arriba durante una reunión, hace unos meses, con el
presidente ugandés, Yoweri Museveni- perfeccionó sus prodigiosas dotes para la tortura y la cárcel
cuando era joven, durante los 11 años de gobierno de su tío, Francisco Macías Nguema, en los 70. El
sanguinario mandato de Macías obligó a huir a un tercio de la población, y él se encargó de matar a
muchos de los que se quedaron. Durante ese periodo, refinó sus habilidades en Playa Negra, donde
miles de miembros de la oposición fueron torturados y murieron en ejecuciones sumarias, hasta que,
al final, derrocó a su tío en un golpe y se ...