En el número 5 de FP edición española, Sebastian Mallaby

afirma que los proyectos del Banco Mundial –y los pobres a quienes quieren

ayudar– estarían mejor sin las ONGs, políticas de salvaguarda

y tribunales de inspección (...) y cita los proyectos del banco en Qinghai

y Bujagali (...). Como antiguo presidente del Tribunal Independiente del banco

al que se encargó investigar dichos proyectos, encuentro el enfoque

decepcionante.

(...) Las ONGs locales pueden dar voz a los más pobres y débiles

de los afectados por los proyectos financiados por el banco (...). Las ONGs

internacionales pueden reforzar a las locales (...). Qinghai es un buen ejemplo

(...). Mallaby dice que el presidente del Banco Mundial, Jim Wolfensohn, encargó al

tribunal la investigación en Qinghai, y esto es falso. El tribunal es

independiente y responde sólo ante la junta que lo creó. La petición

provino de la gente del lugar, y sus quejas llegaron al tribunal en Washington

a través de monjes tibetanos (...). Después, la junta pidió al

tribunal que realizara la investigación.

La acusación de Mallaby de que el tribunal no hizo las grandes preguntas

sobre la pobreza es también falsa. El tribunal se percató de

que su estancia en Qinghai le había permitido "ver con sus propios

ojos la urgente necesidad (...) de programas que mitiguen la pobreza" (...).

Las políticas de salvaguarda en asuntos como los traslados y los indígenas

tienen el objetivo de asegurar que todos los afectados por un proyecto no sufran

daños y que se les ofrezca ayuda en su lucha para salir de la pobreza.

Si abandonamos estas políticas, como sugiere Mallaby, no mejoraríamos

la calidad de vida de la gente ni reduciríamos costes. Mallaby cita

un estudio del banco de 2001 para afirmar que "las salvaguardas sociales

y medioambientales" inflan el coste global de los proyectos del banco

en 200 millones de dólares cada año. Incorrecto: dichas salvaguardas

representan sólo una pequeña fracción de esa cifra; además,

Mallaby omite los costes de no realizar estas políticas (...).

Por último, el autor sostiene que Bujagali fue víctima también

de una campaña internacional de ONGs. En realidad, lo fue de las sospechas

de corrupción y de la retirada de la compañía energética

que lo patrocinaba.

  • Jim MacNeill

    Ex presidente

    Tribunal de Inspección del

    Banco Mundial (Ottawa, Canadá)

En el número 5 de FP edición española, Sebastian Mallaby

afirma que los proyectos del Banco Mundial –y los pobres a quienes quieren

ayudar– estarían mejor sin las ONGs, políticas de salvaguarda

y tribunales de inspección (...) y cita los proyectos del banco en Qinghai

y Bujagali (...). Como antiguo presidente del Tribunal Independiente del banco

al que se encargó investigar dichos proyectos, encuentro el enfoque

decepcionante.

(...) Las ONGs locales pueden dar voz a los más pobres y débiles

de los afectados por los proyectos financiados por el banco (...). Las ONGs

internacionales pueden reforzar a las locales (...). Qinghai es un buen ejemplo

(...). Mallaby dice que el presidente del Banco Mundial, Jim Wolfensohn, encargó al ...