El hallazgo de importantes riquezas minerales en el subsuelo del país centroasiático no es nada nuevo. Son varios los organismos que lo conocen desde hace tiempo y no han escondido su existencia. ¿Por qué se presenta como una novedad? Cuando todo va mal hace falta alguna buena noticia.

 

Enseguida hablaré de lo que quiero tocar en realidad, pero permítanme un segundo… Varias informaciones recientes han debilitado enormemente los argumentos de la Administración Obama en favor de mantener la paciencia ante la campaña de contrainsurgencia que dirige Estados Unidos en Afganistán, que muestra escasos progresos visibles pese a los esfuerzos de miles de soldados estadounidenses y un plantel sin igual de jefes militares.

En primer lugar, hablemos de Hamid Karzai, el presidente afgano. ¿Recuerdan que hace unos meses se habló de que había enloquecido y amenazaba con unirse a los talibanes? Los rumores se acallaron cuando Karzai hizo todo lo que tenía que hacer durante su visita en mayo a Washington.

Luego llegó la jirga de la paz (asamblea tradicional de notables, representantes políticos y dirigentes tribales afganos), tras la que Karzai despidió de pronto a sus ministros de Inteligencia e Interior, con fama de ser dos de los miembros más competentes de su gabinete (para guardar las formas, presentaron su dimisión). El ministro de Inteligencia, Amrullah Saleh, relató su versión de la historia recientemente en una entrevista asombrosa concedida al Times. Según Saleh, Karzai ya no cree que Occidente pueda ganar la guerra y está pensando en aliarse con Pakistán y los talibanes; una fuente anónima contó al periódico que Karzai había sugerido que los estadounidenses habían llevado a cabo un ataque con misiles contra la jirga de la paz. Además, al parecer, ha pedido a la ONU que elimine al mulá Omar de su lista negra.

Después surgieron las revelaciones de que el poderoso servicio de inteligencia militar de Pakistán, el ISI, sigue teniendo mucha relación con los talibanes afganos (ya sé que no es ninguna sorpresa), pese a los encendidos desmentidos.

Mientras tanto, el asalto a Kandahar parece estancado ante el dudoso apoyo local al Gobierno de Karzai, los talibanes matan a autoridades locales a diestro y siniestro y la corrupción ha empeorado de tal forma que los servicios de inteligencia estadounidenses se dedican a seguir la pista a los robos que cometen los funcionarios afganos.

En resumen, la situación no parece positiva para Estados Unidos… Lo cual me hace sospechar de la oportunidad del llamativo reportaje de James Risen en el Times, que empieza de esta manera tan apabullante:

“EE UU ha descubierto depósitos minerales no explotados por valor de casi un billón de dólares en Afganistán, muy superiores a todas las reservas conocidas y suficientes para transformar por completo la economía afgana y tal vez incluso la guerra, según altos cargos del Gobierno estadounidense”.

¡Caramba! Eso sí que cambiaría las cosas. El reportaje describe a continuación los vastos recursos subterráneos que al parecer tiene el país, y que incluyen grandes reservas de cobre y hierro y yacimientos hasta ahora desconocidos de litio y otros minerales raros.

Ahora bien, si leemos con un poco más de atención, veremos que este notición no lo es tanto. Para empezar, los hallazgos de los que habla están en la Red desde 2007, gracias a la Oficina Geológica de Estados Unidos. Existe más información en la página web del ministerio de Minas afgano, que incluye un informe de la Oficina Geológica de Gran Bretaña. También pueden ver aquí la documentación del organismo estadounidense sobre la parte de los yacimientos que está en la superficie, incluidas todas las fotografías aéreas.

No le vendría mal al país centroasiático un poco de ayuda con un recurso mucho más sencillo: el cemento.

En ningún sitio he encontrado mencionada esa cifra de un billón de dólares, que Risen sugiere que elaboró un grupo de trabajo del Pentágono encargado de ayudar al Gobierno afgano a desarrollar sus recursos (aunque, si se observa el gráfico que acompaña al artículo, parece ser una tabulación directa de las cifras totales de las reservas de cada mineral multiplicadas por su precio de mercado actual). Según Risen, ese grupo de trabajo ha empezado a preparar a la gente del ministerio de Minas para que en otoño comience la puja por los derechos de explotación.

Que no haya equívocos. Puede ser algo magnífico para Afganistán, que desde luego necesita tener un poco de buena suerte después del infierno que vive desde hace 30 años.

Pero me siento escéptico sobre (a) esa cifra de un billón; (b) sobre la casualidad de que esta historia se haya publicado ahora, en medio de la racha de malas noticias; y (c) sobre la posibilidad de que Afganistán consiga desarrollar estos recursos de manera útil. Hay que advertir asimismo, como dice Risen, que harán falta años para sacar todo ese material de la tierra, por no hablar de la inmensa inversión de capital.

Además, antes de que nos entusiasmemos demasiado con el litio y los metales raros y todas esas cosas, probablemente no le vendría mal al país centroasiático un poco de ayuda con un recurso mucho más sencillo: el cemento.

Según un artículo de la revista Industrial Minerals, “Afganistán posee la producción de cemento más baja del mundo, con 2 kilogramos per cápita; el vecino Pakistán llega a 92 kilos per cápita y el Reino Unido a 200 kilos per cápita”. Las fábricas de cemento afganas fueron construidas por una empresa checa en los 50 y nadie ha invertido en ellas desde los 70. En la actualidad, el país importa la mayor parte del cemento que utiliza, sobre todo de Pakistán e Irán. Al parecer, el ministerio de Minas está trabajando para construir cuatro fábricas nuevas, pero se prevé que no cubran más que la mitad de las necesidades del país.

¿Por qué menciono esto? Uno de los usos más inteligentes que se pueden dar a los recursos destinados al desarrollo es a la vez uno de los más sencillos: construir suelos de hormigón. El año pasado, un equipo de investigadores de Berkeley llegó a la conclusión de que “sustituir los suelos de tierra por otros de hormigón parece ser por lo menos tan eficaz para la salud como los complementos nutricionales y tan beneficioso para el desarrollo del cerebro como los programas de educación infantil”. ¿Y de qué está hecho el hormigón? Desde luego, no de litio.

 

AÑADIDO DEL AUTOR: He aquí un párrafo de una noticia de The Wall Street Journal que no había visto:

“El ministerio de Minas está considerado desde hace mucho tiempo como uno de los departamentos más corruptos del Gobierno afgano, y los responsables occidentales han expresado en repetidas ocasiones sus reservas sobre el hecho de que el Gobierno otorgue concesiones sobre los grandes depósitos minerales del país, por temor a que unos funcionarios corruptos entreguen los contratos a quienes paguen los mayores sobornos, no a quienes estén mejor preparados para hacer el trabajo”.