Tras el debate surgido por el artículo ‘Diagnóstico diferencial, política exterior’ publicado en FP Edición Española, los autores de este análisis sobre las carencias y oportunidades de la diplomacia española responden a la réplica del ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos.
Agradecemos que el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, Miguel Ángel Moratinos, haya decidido dedicar tanto tiempo al artículo ‘Diagnóstico diferencial, política exterior’ que publicamos en FP EDICIÓN ESPAÑOLA, en el número de junio/julio 2009. Su extensa y detallada réplica (‘Diagnosis y política exterior’, Política Exterior, septiembre/octubre 2009) da mucha visibilidad a nuestro texto y es un paso importante en el muy necesario debate sobre la política exterior de España que FP quería contribuir a abrir.
Lógicamente, no esperábamos que el Ministro compartiera todos los elementos de nuestro diagnóstico. Tampoco pretendíamos, dicho sea de paso, que el resto de los lectores de FP coincidiera al cien por cien con los argumentos expuestos. El objetivo era simplemente señalar lo que a nuestro juicio son una serie de problemas sin resolver de la política exterior española, indicar sus posibles causas y, al mismo tiempo, apuntar algunas soluciones, todo ello (entendemos) de forma constructiva, equilibrada y sin ánimo dogmático.
Como académicos estamos acostumbrados a recibir todo tipo de críticas, y consideramos lógico y natural que nuestros argumentos sean analizados con el mismo rigor que nosotros empleamos. Por eso nos llama la atención que en su réplica el Ministro nos descalifique personalmente, negándonos la legitimidad de criticar, ni siquiera analizar, la política exterior española, dada, según sus palabras, nuestra falta de experiencia, carencia de rigor, escasez de conocimientos sobre la materia, lo unilateral, sesgado y delirante de nuestro relato o lo inadecuado de las posiciones ideológicas que nos atribuye.
Huelga recordar que en una democracia no es el poder el que establece las credenciales de quienes han de criticarle ni puede elegir a aquellos que pueden hacerlo y a los que no. Puede que en la contienda política la verdad que enarbola un partido sea el punto de partida de los debates, pero en un debate de ideas las reglas del juego son otras: no sólo se da por hecho que nadie está en posesión de toda la verdad, sino que se entiende que ésta sólo pueda ser (parcialmente) alcanzada mediante el contraste sucesivo de datos y argumentos razonados.
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Yendo a los contenidos de la réplica del Ministro, lamentamos que no entre en el fondo de los temas que planteamos, una veces porque malinterpreta o abiertamente deforma nuestros argumentos y otros porque los soslaya sin más. De ningún modo pensamos que el derecho internacional tenga que ser abolido, que el G-20 pueda o deba sustituir a la ONU o que la Liga de las Democracias propuesta por el senador republicano estadounidense John McCain fuera una buena idea. Tampoco creemos que el Ministro pueda despachar como polémicas artificiales asuntos como su reciente visita a Guinea Ecuatorial, que ...
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