Desde finales del siglo XIX, los sucesivos gobiernos españoles han ido otorgando instrumentos legales a los sefardíes de todo el mundo para que puedan acceder a la nacionalidad española previa acreditación de "circunstancias excepcionales". Pero estas siempre han pecado de falta de concreción. La nueva Ley para conceder la nacionalidad a los sefardíes, a la espera de pasar el control legislativo, sigue, no obstante, planteando cuestiones que adolecen de indeterminación como, por ejemplo, la definición de sefardí o la vinculación a España de estas comunidades.

Shlomo Moshe Amar, Gran Rabino Sefardí de Israel, firma el libro de visitas de La Alhambra, durante una estancia en 2011. Esta fue la primera visita oficial de un líder religioso judío desde la expulsión de 1492. Jorge Guerrero/AFP/Getty Images


Pero... ¿quién es sefardí?

El concepto mismo de sefardí sigue siendo muy amplio. El Real Decreto promulgado en 1924 por el Directorio Militar de Miguel Primo de Rivera, sin mencionarlos explícitamente, se refiere a los sefardíes de esta manera:


"(…) antiguos protegidos españoles o descendientes de éstos, y en general individuos pertenecientes a familias de origen español que en alguna ocasión han sido inscritas en Registros españoles y estos elementos hispanos, con sentimientos arraigados de amor a España, por desconocimiento de la ley y por otras causas ajenas a su voluntad de ser españoles, no han logrado obtener nuestra nacionalidad (…)"


En esta amplia definición se obviaba el carácter judío que ha integrado a los sefardíes desde su expulsión en 1.492. A este respecto, lo más ajustado es definir al sefardí como a la persona descendiente de los judíos que vivían en España y Portugal hasta el siglo XV, que sigue las costumbres y tradiciones de estos. James S. Gerner, historiador de la Universidad de Columbia, recalca la profunda vinculación con la Península Ibérica desde la expulsión, y un "amor ferviente" a través de los siglos a España, a su idioma, a sus regiones y a sus tradiciones. A lo largo de la historia, numerosos han sido los sefardíes reconocidos en distintos campos del conocimiento como el filósofo Baruch de Spinoza, el premio Nobel Elías Canetti o el pensador Jacques Derrida. Existe cierto consenso, tanto académico como legal, en que los sefardíes se definen no sólo por un componente étnico o sanguíneo sino también por factores culturales y afectivos.


A la hora de verificar la pertenencia al colectivo sefardí, los apellidos suelen ser una de las pruebas principales, aunque no la única. Además de la vinculación a las tradiciones y a las costumbres sefardíes, que inequívocamente tienen relación íntima con la religión judía, también es fundamental haber conservado el idioma judeoespañol. El ladino -y sus derivaciones como la haketía- es un dialecto que mezcla hebreo y español, hablado en países no hispanoparlantes como Grecia, Turquía o Israel, y que ha sido transmitido de generación en generación desde hace más de 500 años. Actualmente lo hablan, si atendemos a la estimación de la propia UNESCO, unas 100.000 personas ...