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El ministro de Industria y vicepresidente, Luigi Di Maio (izquierda), y el ministro del Interior y vicepresidente, Matteo Salvini (derecha), durante ja jura del cargo del Primer Ministro italiano, Giuseppe Conte, en el palacio Quirinale, Roma, junio de 2018. Alberto Pizzoli/AFP/Getty Images

En un principio, el nuevo gobierno italiano probablemente intentará apuntarse alguna victoria fácil. A la Unión Europea le conviene dejarle cierto margen de maniobra para no inflamar la opinión pública en Italia.

Casi tres meses después de las elecciones, Italia, por fin, tiene Ejecutivo. La coalición entre el Movimiento Cinco Estrellas, populista, y la Liga Norte, nacionalista, provocará fricciones entre Italia y Bruselas. Pero la UE debe evitar un enfrentamiento directo  esperar a ver qué hace el nuevo Gobierno. El Ejecutivo no es tan radical como se podía esperar: el líder de la Liga, Matteo Salvini, y el líder de Cinco Estrellas, Luigi Di Maio, son viceprimeros ministros, y el euroescéptico Paolo Savona, inicialmente vetado por el Presidente italiano para el cargo de ministro de Finanzas, es ministro para Europa, lo cual le permite a Salvini presumir de haber logrado una victoria pese a que, en realidad, ha cedido. Además, en el Gobierno hay figuras moderadas como el profesor de economía Giovanni Tria en el ministerio de Finanzas y Enzo Moavero Milanesi, ministro de Asuntos Europeos en el Ejecutivo de Mario Monti, en el Ministerio de Asuntos Exteriores. Y el largo proceso de formación del Gobierno ha dejado al descubierto el papel restrictivo que el presidente de Italia y la Constitución —así como los mercados de valores— pueden desempeñar.

El nuevo Ejecutivo intentará presionar más a otros Estados miembros y actuar de forma más unilateral, en defensa de sus propios intereses. Pero lo más probable es que no haga un verdadero intento de abandonar la eurozona. Según el último Eurobarómetro, solo el 30% de los italianos desaprueba el euro. Y otra encuesta revela que hasta el 56% de los partidarios de Cinco Estrellas y el 40% de los votantes de la Liga quieren conservar la moneda única.

Antes de decir nada, los políticos y las autoridades de otros países deben esperar a ver cómo se comporta el Gobierno. El presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, ha exhortado a los italianos a que “cuiden de las regiones pobres de Italia”, lo que significa “más trabajo, menos corrupción, más seriedad”. El parlamentario belga Guy Verhofstadt asegura que “Italia no está atravesando dificultades por culpa del euro, sino por falta de reformas estructurales”. Las lecciones de los europeos del norte refuerzan la idea de que la UE siempre están diciéndole a Italia lo que tiene que hacer, provocan ataques verbales de Cinco Estrellas y la Liga y los empuja hacia posiciones más inflexibles. También puede ser conveniente aparcar por el momento los planes para reformar la eurozona, en vez de arriesgarse a exacerbar las tensiones. El 3 de junio, Angela Merkel concedió una entrevista al Frankfurter Allgemeine Zeitung en la que respondió, con retraso, a las ...