
Negociaciones Comerciales UE-Mercosur. (Thierry Monasse/Getty Images)
El relanzamiento de las relaciones entre ambas regiones es urgente en un mundo polarizado con crecientes conflictos económicos y geopolíticos, y con grandes desafíos por delante como el cambio climático y la digitalización.
La invasión de Rusia a Ucrania ha causado varios impactos que afectan a Europa y a Latinoamérica. Por una parte, la dependencia de gran parte de la UE del gas y petróleo ruso obligan a buscar nuevas fuentes de suministro y acelerar los planes de transición energética. Por otra parte, la producción y el suministro de alimentos y fertilizantes tanto de Rusia como de Ucrania se han visto afectadas negativamente por el conflicto y por las sanciones, aumentando el riesgo de una crisis alimentaria global. Adicionalmente, esto ha ocasionado un choque de oferta que a su vez se ha traducido en un incremento de los precios de la energía y de los alimentos, y que ha contribuido a acelerar la inflación mundial. América Latina y el Caribe (ALC) es una región rica en recursos naturales y tiene un potencial enorme para producir energías limpias y alimentar a gran parte del planeta. En esta coyuntura, pareciera imperativo un mayor acercamiento entre ambas regiones.
China y Estados Unidos han desplazado parcialmente a la Unión Europea en términos comerciales en ALC. La relación de intercambio de bienes y servicios entre la UE y ALC ya no es relevante en términos relativos. Para los países Latinoamericanos, los principales socios comerciales son EE UU y China, mientras que para los Estados europeos la mayor parte del comercio se produce dentro de la propia Unión. Esto no siempre fue así, en los 90, la UE era un actor importante en términos comerciales para ALC, y compraba cerca del 25% de los productos exportados por la región, mientras que en caso del gigante asiático el comercio bilateral con Latinoamérica era prácticamente inexistente, y el principal socio comercial era Estados Unidos. En 2020, la UE solo compró el 6% del total de las exportaciones de ALC, mientras que China y EE UU importaron 26% y 13% de las exportaciones latinoamericanas, respectivamente. Algo similar ocurrió con las exportaciones de la UE a ALC.
Este cambio en la dinámica comercial se debió principalmente al rápido crecimiento de China en los 2000, que impulsó su demanda de materias primas (alimentos, minerales, petróleo, entre otros), de las cuales los países de ALC cuentan con grandes reservas. Por otra parte, la UE consolidó su unión aduanera, aumentado su intercambio intra-regional, y reduciendo su comercio con países fuera del bloque comercial. Europa ha mantenido un importante rol a través de sus empresas en Latinoamérica, convirtiéndose en el segundo inversionista en la región, solo por detrás de EE UU. No obstante, un fenómeno reciente ha sido el crecimiento de las inversiones provenientes de China hacia América Latina, que en los últimos años ha incrementado la compra de empresas en la región, principalmente en las áreas de energía y minería, desplazando a compañías europeas y norteamericanas.
ALC ...
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