Cómo acortar la brecha entre los países iberoamericanos con la ayuda de las nuevas tecnologías.

Protestas en Milán (Italia) en apoyo a las reivindicaciones en Brasil.AFP/Getty Images

La creación de nuevos espacios virtuales de interacción y colaboración están generando nuevos modelos de participación que son muy útiles para los gobiernos, los organismos y las instituciones con el fin de integrar a la ciudadanía en procesos de opinión y toma de decisiones, pero ¿es aplicable este proceso de interacción entre España y América Latina? Ciertamente, una observación comparada nos demuestra cómo la participación española en proyectos europeos no es la que se espera de España. El país está infrarrepresentado, desde el nivel de las instituciones comunitarias hasta  el de proyectos de colaboración científica y asociaciones europeas. Las causas son múltiples, pero siempre hay una cuestión transversal que en el ámbito europeo nos dificulta pero en el latinoamericano nos facilita: el idioma y buena parte de nuestra cultura. ¿Qué ocurriría si aplicáramos las nuevas tecnologías y métodos de comunicación, aprovechando las facilidades que el castellano otorga, a las relaciones entre proyectos, gobiernos locales, instituciones y ciudadanos de Europa y América Latina?

El boom de los medios sociales en los últimos años ha sido enorme en los dos continentes, pero el fenómeno de la comunicación digital aún no ha terminado de consolidarse en el ámbito público, por lo que las estrategias de comunicación no cuentan con una incidencia efectiva a la hora de ser aplicadas. Para ello sería necesario un aprendizaje en esta nueva esfera que atañe tanto a ciudadanos como a gobiernos. En definitiva, se necesita una actualización en las más variadas relaciones tanto estatales como interestatales, entre lo público y privado y entre los ciudadanos y gobiernos. Pero, por desgracia, el desarrollo de los medios de comunicación y de información digitales que han abierto multitud de frentes y posibilidades en las relaciones transatlánticas, generalmente no han sido aprovechados por culpa del gran desconocimiento que aún las rodea.

Las tecnologías de la información ofrecen un activo de futuro, no solo como herramienta de difusión, sino como un activo de transformación.  Y en esta línea, se han desarrollado algunos proyectos pioneros dirigidos principalmente por jóvenes como el de Ciudadanía 2.0 de la Secretaria General Iberoamericana (SEGIB), una plataforma de encuentro entre los distintos actores de Iberoamérica que busca trascender y aunar aportes desde la ciudadanía, las organizaciones y los gobiernos a favor del desarrollo, sustentado en la integración, la cooperación y la colaboración.

Este tipo de iniciativas, que en última instancia tratan de acercar la sociedad civil latinoamericana entre sí y conectarla también con la europea, son esencial es, ya que si los lazos entre Estados europeos y latinoamericanos todavía necesitan de una gran profundización, la cooperación a escala regional está casi abandonada, y más aún en términos de sociedad civil. Se han desarrollado proyectos de cooperación descentralizada que no terminan de cuajar. La necesidad de colaboración real entre ambas regiones parece ser un hueso duro de roer, ya que viene obstaculizado por la asimetría de ...