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El presidente brasileño Michel Temer y el presidente chino Xi Jiping se dan un apretón de manos ante la mirada de Narendra Modi, presidente de India. (KENZABURO FUKUHARA/AFP/Getty Images)

América Latina necesita diversificar sus mercados, así como reducir la dependencia con China, pero todos los datos indican que India no va a ser una alternativa como fuente de comercio e inversiones para la región. En cuanto a las relaciones económicas con Latinoamérica y el Caribe, la mayor democracia del mundo sigue estando a la sombra del gigante asiático.

A principios de esta década, los expertos y los políticos empezaron a apuntar a India como una posible fuente de inversiones, comercio y diversificación económica para Latinoamérica. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) publicó un informe titulado “India: Oportunidades y desafíos para América Latina”, y un artículo publicado en 2011 en Americas Quarterly decía que India era “la recién llegada” a la región.

En los últimos años, sin embargo, los observadores imparciales han dejado de escribir sobre las posibilidades de que aumente la presencia india en la región. Y, a pesar de que el primer ministro Narendra Modi ha dejado claro que su país pretende proyectar su poder en todo el mundo, las transacciones comerciales con Latinoamérica han disminuido de forma constante.

Según datos del Departamento de Comercio de India, la relación comercial entre América Latina e India, que había crecido sin cesar durante los primeros años del siglo XXI hasta alcanzar más de 41.000 millones de dólares en 2012-2013 (abril-marzo), no ha dejado de disminuir desde entonces. En 2016-2017 cayó por cuarto ejercicio consecutivo hasta los 24.500 millones de dólares, y experimentó una ligera recuperación en 2017-2018. Aunque en los últimos 10 años el comercio con India ha crecido en muchos países de la región, el comercio con China lo ha hecho a un ritmo mucho más dinámico.

Los partidarios de que Latinoamérica acoja seriamente el comercio y las inversiones de India suelen argumentar que es un socio económico más responsable que China y tiene más cosas que ofrecer, aparte de la extracción de recursos. Pero las importaciones indias de sus principales socios comerciales en América Latina están incluso menos diversificadas que las de sus homólogos chinos.

El único país en el que la mayor democracia del mundo está casi a la altura del gigante asiático como destino para las exportaciones es Venezuela (China representa alrededor del 18% de las exportaciones de este país latinoamericano e India el 17%). Y, aunque las principales importaciones venezolanas de los dos Estados son, como es lógico, los productos derivados del petróleo, India importa más materias primas que China de todos sus socios comerciales de la región.

Después de Venezuela (4.470 millones de dólares de exportaciones a India en 2016), las principales fuentes latinoamericanas de las que importó este país asiático en 2016 fueron Brasil (3.370 millones de dólares), México (2.370 millones de dólares), Argentina (2.250 millones de dólares), Chile (1.450 millones de dólares) y Perú (960 millones de dólares). En total, las materias primas constituyen más del 80% de las importaciones indias de Brasil, más del 70% de las de México, 96% de las de Argentina, 96% de las importaciones de Chile y 98% de las de Perú.

Si bien las principales importaciones que recibe China de estos países también son sobre todo materias primas, lo son en menor medida que las de India. Por ejemplo, Brasil exporta al gigante asiático productos acabados, entre los que hay barcos, aviones y helicópteros, por un valor superior a todo lo que India importa de Brasil. Lo mismo sucede en México, Argentina, Chile y Perú (se pueden examinar estas relaciones comerciales con más detalle utilizando el excelente Observatorio de Complejidad Económica del MIT).

Las inversiones internacionales son otro criterio importante para medir la fortaleza de una relación económica. Y también aquí, India sigue a la sombra de China. Según datos de la Confederación de Industrias Indias, las inversiones internacionales entre este país y Latinoamérica ascienden a un total aproximado de 23.000 millones de dólares. Por su parte, China invirtió más de 60.000 millones de dólares solo en Brasil entre 2003 y 2016.

India es y va a seguir siendo un socio importante para los países latinoamericanos, especialmente como mercado alternativo para las exportaciones de materias primas. Sin embargo, ocho años después de que el BDI situara las posibilidades de cooperación a la par con la relación económica entre China y América Latina, es evidente que el entusiasmo que despertaban esas posibilidades al comienzo de la década se ha apagado, y con razón.

Los países de Latinoamérica y el Caribe deben seguir diversificando sus mercados, reducir la dependencia de China y buscar otras fuentes de inversión, pero no parece probable que India pueda ser una alternativa al gigante asiático, ni como socio comercial ni como fuente de inversiones, a corto y medio plazo.

La versión original de este artículo fue publicada en Global Americans. Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia.