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Manifestantes a favor de la democracia protestan frente a la policía en Sao Paulo, Brasil, junio 2020. Marcello Zambrana/Anadolu Agency via Getty Images

La paz se ha deteriorado en el mundo durante el último año. Esta es la cuarta vez en los últimos cinco años que ha disminuido. La puntuación media de los países ha empeorado un 0,34%, 81 países han mejorado y 80 han experimentado retrocesos. El Índice de Paz Global para 2020 revela un mundo en el que los conflictos y las crisis que nacieron en la última década han empezado a remitir, pero los ha sustituido una nueva ola de tensiones e incertidumbres como consecuencia de la pandemia del coronavirus.

Islandia sigue siendo el país más pacífico del mundo, un puesto que ocupa desde 2008. Le siguen Nueva Zelanda, Austria, Portugal y Dinamarca. Por otro lado, Afganistán es el menos pacífico por segundo año consecutivo, seguido de Siria, Irak, Sudán del Sur y Yemen. Todos, salvo este último, han figurado entre los cinco Estados menos pacíficos, por lo menos, desde 2015.

Solo dos de las nueve regiones del planeta se han vuelto más pacíficas en el último año. La mayor mejora se produjo en la región de Rusia y Eurasia, seguida de Norteamérica. Esta última es la única área que muestra mejoras en los tres ámbitos, mientras que Rusia y Eurasia han logrado avances en conflictos activos y seguridad y protección, pero han empeorado en militarización.

Suramérica y Centroamérica y el Caribe sufren el mayor deterioro en el Índice. El deterioro medio de la paz en Suramérica se debió a los retrocesos en militarización y seguridad y protección, mientras que la pérdida de paz en Centroamérica y el Caribe se debió a los cambios en conflictos activos.

La paz ha disminuido un 2,5% desde 2008; 81 países del Índice de Paz Global (IPG) han empeorado y 79 han mejorado. Quince de los 23 indicadores del Índice están peor, por término medio, en 2020 que en 2008.

Dos de los tres ámbitos del Índice se deterioraron durante la última década: el conflicto activo empeoró un 6,8% y seguridad y protección, un 3,3%. El terrorismo y los conflictos internos son los principales factores de involución de la paz. Ha habido más actividad terrorista en 97 países, y solo disminuyó en 43. Sin embargo, después de alcanzar la cifra máxima en 2014, en pleno apogeo de la guerra civil siria, el número total de muertes por terrorismo lleva cinco años disminuyendo cada año.

Por el contrario, el ámbito de la militarización ha mejorado un 4,4% desde 2008. El número de efectivos de las fuerzas armadas por cada 100.000 habitantes ha disminuido en 113 Estados, y el gasto militar como porcentaje del PIB se ha reducido en 100.

El informe de este año también observa las tendencias en disturbios civiles durante el último decenio. La conclusión es que ha habido un fuerte incremento de los disturbios civiles desde 2011 y que más de 96 países tuvieron al menos una manifestación violenta en 2019. Entre 2011, y 2019, los desórdenes aumentaron en un 282% y las huelgas generales aumentaron un 821%.

Europa experimentó el mayor número de protestas, revueltas y huelgas en este periodo, casi 1.600 sucesos de este tipo entre 2011 y 2018. El 65% de los disturbios civiles en los países europeos fueron no violentos. En África subsahariana, los disturbios civiles crecieron más del 800% en esos años, de 32 revueltas y manifestaciones en 2011 a 292 en 2018.

La única región del IPG que no ha tenido un aumento de los disturbios civiles entre 2011 y 2018 fue la de Oriente Medio y el Norte de África, en la que disminuyeron el 60% durante ese periodo. Ahora bien, hay que tener en cuenta que 2011 fue el año de la Primavera Árabe en la región y muchas protestas y manifestaciones degeneraron en conflictos abiertos y guerra civil en algunos Estados, especialmente en Siria.

La repercusión económica de la violencia en la economía global en 2019 fue de 14,5 billones de dólares en términos de paridad de poder adquisitivo (PPA). Esta cifra equivale al 10,6% de la actividad económica en todo el planeta (producto mundial bruto), 1.909 dólares per cápita. La repercusión económica de la violencia mejoró un 0,2% entre 2018 y 2019. La mayor mejora se experimentó en los conflictos armados, que disminuyeron un 29%, hasta 521.000 millones de dólares, debido a una menor intensidad de los conflictos en Oriente Medio y el Norte de África. También se redujeron considerablemente las consecuencias económicas del terrorismo, un 48% menos de 2018 a 2019.

La violencia sigue teniendo un efecto considerable en el comportamiento económico en todo el mundo. En los 10 países más afectados por ella, la repercusión económica media de la violencia fue equivalente al 41% del PIB, frente al 4% en los Estados menos afectados. Siria, Sudán del Sur, Afganistán y Venezuela sufrieron los mayores costes económicos proporcionales de la violencia, equivalentes al 60, 57, 51 y 48% de su PIB, respectivamente.

En relación con la paz positiva, el informe se centra en la repercusión de la pandemia de la COVID-19 en este ámbito. La paz positiva mide la capacidad de un país de mantenerse en una situación pacífica. El deterioro de la paz positiva suele preceder al deterioro de la paz. El impacto de la pandemia, en particular sus consecuencias económicas, tendrán seguramente un grave efecto en el funcionamiento de las sociedades. El resultado podrían ser el deterioro de la paz positiva y un mayor riesgo de brotes de violencia y conflictos. En Europa es probable que haya más disturbios civiles a medida que se haga sentir la recesión, mientras que muchos países africanos sufrirán condiciones de hambruna, lo que creará más tensión en muchos Estados frágiles.

Los países con una paz positiva sólida tienen más capacidad de absorber, adaptarse y recuperarse de convulsiones como la COVID-19 y la recesión posterior. En particular, aquellos que ocupan una buena posición en las secciones de Buen funcionamiento del gobierno y Buen entorno empresarial del Índice de Paz Positiva tienen más probabilidades de recuperarse relativamente deprisa de la crisis.

También existen ciertos indicios de que los Estados con un mayor nivel de Paz Positiva se adaptaron y reaccionaron más rápidamente a la pandemia. Si examinamos solo los países miembros de la OCDE, los que tienen mejores puntuaciones en Buen funcionamiento del gobierno y Altos niveles de capital humano han podido hacer pruebas del virus de la COVID-19 a una proporción mayor de sus habitantes.

El informe del IPG 2020 también presta atención especial al más reciente informe del IEP, el Registro de Amenazas Ecológicas (ETR en sus siglas en inglés), que combina los riesgos ecológicos con la paz positiva y la capacidad económica de salir adelante para comprender mejor qué posibles riesgos y fragilidades vana  afrontar los países en los tres próximos decenios. Asimismo extrapola proyecciones demográficas a 2050 para entender mejor qué ámbitos sufrirán más repercusión.

El objetivo del ETR es mostrar la exposición al riesgo y la capacidad de los Estados para hacer frente a estos riesgos medioambientales. El incremento de las amenazas ecológicas ya es palpable. El número total de desastres naturales se ha triplicado en las cuatro últimas décadas y su efecto económico también ha aumentado, de 50.000 millones de dólares en los años 80 a 200.000 millones de dólares anuales en la última década. Más de 2.000 millones de personas viven en países que ya sufren grave escasez de agua. En 2050, se prevé que el cambio climático habrá generado hasta 86 millones adicionales de migrantes de África subsahariana, 40 millones en el sur de Asia y 17 millones en América Latina.