ASEAN inaugurará un mercado único a finales de 2015 con muchos interrogantes.
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Estamos en el siglo de Asia. No es raro leer o escuchar esta afirmación en medios o en boca de economistas o politólogos. La región Asia-Pacífico ha crecido durante los últimos años a una media de 7,5% anual y en 2012 fue responsable del 40 % del incremento del PIB global, según el Banco Mundial. Los casos de Japón, los cuatro tigres –Taiwan, Corea del Sur, Hong Kong y Singapur – y, más recientemente, de China han eclipsado, sin embargo, los logros del resto del continente. Pero las naciones del Sureste Asiático no están dispuestas a quedarse atrás y se preparan ahora para inaugurar una nueva zona de mercado único en 2015 con la que esperan convertirse en un actor clave de la economía mundial. De momento, están tomando el relevo de China como centro de producción internacional en sus regiones más pobres, mientras que los países más ricos, como Malasia o el propio Singapur, ya son referentes en las finanzas o el sector tecnológico.
La integración económica, que si todo marcha según lo previsto se inaugurará en diciembre de 2015, supondrá un cambio radical para su impulsora, la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN por sus siglas en ingles), nacida en 1967 como un foro de discusión entre países de la región y que ahora engloba a 10 Estados (Indonesia, Malasia, Filipinas, Singapur, Tailandia, Brunei, Camboya, Laos, Vietnam y Myanmar). Aunque con mucho camino por recorrer, su modelo económico se inspira en el de la Unión Europea, con el libre movimiento de capitales, servicios, bienes y (algunos) trabajadores –de momento sólo se han previsto facilidades para trabajadores cualificados – como esencia.
Con cerca de 600 millones de personas dentro de sus fronteras, casi un 9% de la población del planeta, y una situación geográfica privilegiada, el Sureste Asiático es un pequeño paraíso para los inversores en medio de la crisis económica global. No en vano, en 2012 fue una de las pocas regiones del mundo donde la inversión externa aumentó, según un informe reciente de la ONU. Su gran diversidad la hace atractiva para casi todos los sectores, desde la fabricación de productos de bajo valor añadido a la investigación tecnológica. Además, la reciente apertura de Myanmar al exterior ha provocado un efecto llamada de la inversión y el turismo para toda la región.
La integración será un revulsivo pero no está exenta de interrogantes. El antiguo primer ministro malasio Mahathir Mohamad, una figura clave en la región durante décadas, aseguró el pasado mes de septiembre que los países del Sureste Asiático no están preparados para dar el paso y que ni siquiera Singapur, un país de tradición liberal, estaba del todo listo. “Los miembros más pobres de la ASEAN no están preparados aún. Ni siquiera los más ricos lo están. Esto es ...
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