Me gustaría comentar algo acerca del texto de Anders Åslund ‘Los últimos magnates’ (febrero/marzo, 2006). El artículo desafía la postura autoritaria del presidente Vladímir Putin, basándose en los ataques de éste a los oligarcas sin tener en cuenta la inestabilidad política y económica que tales actores propiciaron desde finales de los 90. Aceptando la importancia de la economía de mercado en Rusia, resaltada por el autor, tengo que señalar que la persecución de los magnates no tuvo como objetivo impedir el desarrollo económico del país y tampoco ha sido un proceso que ignorase los efectos que iba a generar.El ataque a los oligarcas fue selectivo y se dirigió sólo contra aquellas personas que presumían de sus vínculos con el Gobierno o que trataron de utilizar su poder económico para interferir en la política interior y exterior. Un ejemplo de esto es el caso de Borís Berezovski, quien, en primera instancia, apoyó la candidatura de Yeltsin para un segundo periodo, financió la creación del partido Rusia Unida antes de las elecciones parlamentarias de 1999 y, además, apoyó la candidatura de Putin. Berezovski fue nombrado gracias a su aportación a la campaña de Yeltsin, subsecretario del Consejo de Seguridad, y, ante la negativa de Putin de designarle para un puesto importante en el Gobierno, Berezovski inició una campaña de desprestigio en contra del presidente que desencadenó su exilio en Inglaterra.En el caso de Jodorkovski, más allá del plano económico (tenía intención de vender acciones de la compañía Yukos a empresas extranjeras, práctica que nunca se ha dado en Rusia), el oligarca tenía muchos intereses políticos. Se atrevió a decir que quería ser primer ministro, formar un bloque con un tercio del Parlamento y cambiar la Constitución para negociar con el presidente. Asimismo, el empresario [encarcelado en Siberia] se convirtió en el mayor donante a los partidos de oposición. Es más, se comenta que su interés primordial era acceder a la silla presidencial en las elecciones de 2008.Por tanto, más que una inestabilidad económica, lo importante es analizar el poder que tenían para influir en la política, y recordar que Putin no declaró la guerra a todos los grupos influyentes, considerando los problemas que esto podría generar; por el contrario, atacando a algunos oligarcas, disciplinó al resto.

  • Carlos Hernández Mendoza
    Temascalcingo, México