¿Qué le espera a Asia Central tras la retirada de las tropas en Afganistán en 2014?
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AFP/Getty Images |
A medida que llega el momento de que se retiren las fuerzas de la OTAN de Afganistán, la Unión Europea subraya cada vez más las amenazas que supondrá este país después de 2014 para Asia Central y afirma que quiere impulsar la cooperación regional. Hasta ahora, esa cooperación de la zona no ha dado ningún paso, e incorporar a Afganistán a otras iniciativas regionales más amplias será todavía más difícil. A los regímenes de Asia Central les preocupa la desvinculación de Estados Unidos y la UE cuando llegue a su fin la misión afgana y, con ella los lucrativos contratos firmados por sus dirigentes para permitir a los países de la OTAN el traslado de materiales hacia y desde Afganistán. Alegan que Occidente ha cometido dos graves errores: el primero, invadir el país en 2001, y el segundo, irse sin completar la tarea. Recuerdan sin cesar a los países occidentales las consecuencias negativas que se derivan de Afganistán, sobre todo en forma de terrorismo, radicalismo y aumento del narcotráfico. En otras palabras: si os movéis, sufriremos nosotros.
La UE, en general, acepta el relato de las amenazas después de 2014 que presentan los Estados de Asia Central. Es cierto que la retirada de tropas de Afganistán implica incertidumbre, pero parece que fundamentalmente sobre el propio futuro del país. ¿Serán justas y libres las elecciones presidenciales de 2014? ¿Conducirán a un nuevo gobierno estable y un reparto de poder razonable? ¿Evolucionará Afganistán, o se sumirá en el caos y la guerra civil, incluso con un regreso de los talibanes?
Estas preguntas tienen bastante poco que ver con Asia Central, que afronta sus propios problemas. El islam radical en la zona es un fenómeno sobre todo de origen doméstico. Las tendencias cada vez más autoritarias de unos gobiernos que se apoyan en un sólido relato laico parecen empujar a los grupos insatisfechos hacia el islam, incluidas sus formas más extremas. Además, el autoritarismo ha alimentado la corrupción, y el mal gobierno está provocando la pérdida de la educación, por los habitantes tienen cada vez menos oportunidades y, o bien se van de sus países para encontrar trabajo en otros lugares (sobre todo Rusia), o, en un momento dado, podrían rebelarse. Ese mismo mal gobierno está provocando la descomposición de los servicios sociales y una brecha cada vez mayor entre ricos y pobres. Y los regímenes autoritarios suelen estar mal preparados para la sucesión, en especial en Kazajistán y Uzbekistán, donde gobiernan unos líderes muy ancianos. Además de los disturbios que podrían ocurrir en estos Estados cuando el presidente Nazarbayev, en Kazajistán, y Karímov, en Uzbekistán, abandonen la escena, la nueva generación de líderes será probablemente más nacionalista. Los países de Asia Central solo son independientes desde hace 20 años, y los nuevos dirigentes no ...
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