Guerra y paz en Zagreb

En 1991, la declaración de independencia de Croacia fue uno de los factores que desataron las guerras balcánicas. Gobernada desde hace casi una década por un presidente nacionalista, la pequeña república aspira a incorporarse a la Unión Europea. FP ha hablado con Nenad Popovic -director de la editorial Durieux de Zagreb, conocida por apoyar a los autores jóvenes y a los escritores en el exilio- para averiguar cómo concilian los croatas su futuro posnacionalista con su pasado reciente.

FOREIGN POLICY: ¿Qué está leyendo la gente en Zagreb?

Nenad Popovic: El pluralismo ha florecido desde que murió el presidente nacionalista de Croacia durante la guerra, Franjo Tudjman, en 1999. Entre las obras más destacadas están la novela autobiográfica de Julijana Matanovic, Zasto sam vam lagala (Por qué te mentí), que cuenta cómo era crecer en la Yugoslavia de [el mariscal Josip Broz] Tito, y el libro del periodista Ante Tomic Smotra Folklora (Festival de folklore), una colección de reportajes desde las zonas rurales olvidadas que en su día se publicaron en el diario Jutarnji List. Los autores extranjeros más populares son Naomi Klein, Umberto Eco, Salman Rushdie y Zadie Smith. También importamos literatura de Italia, Austria, Alemania y Hungría, países con los que compartimos historia e intereses similares.

FP: ¿Existe mucha literatura sobre la guerra de 1992-1995 contra Serbia y Bosnia?

N. P.: Nuestra máxima estrella internacional es Slavenka Drakulic, cuyos libros Café Europa y No matarían a una mosca: Criminales de guerra ante el Tribunal de La Haya cuentan la historia reciente del país a través de casos individuales y observaciones detalladas y críticas. Cuando la infraestructura editorial bosnia se derrumbó, durante la guerra, varios de sus autores se incorporaron al debate literario en Croacia. Entre ellos están Dzevad Karahasan, famoso por sus premiadas reflexiones sobre la guerra y el enfrentamiento entre el islam y el cristianismo; Ivan Lovrenovic, que escribe sobre la historia cultural de bosnia, y Semezdin Mehmedinovic, que describió la vida durante la guerra en Sarajevo Blues y ofreció sus impresiones de Norteamérica en la colección de poemas Devet Alexandrija (Nueve Alejandrías).

FP: ¿Quiénes son los autores croatas más provocadores?

N. P.: En los últimos meses, los comentaristas de Zagreb se han enfrentado a propósito de una nueva oleada de folletos en defensa de generales y políticos que son criminales de guerra, como Ante Gotovina y [el
difunto] Janko Bobetko. El historiador croata Ivo Goldstein formó un auténtico escándalo, hace dos años, con Holocaust u Zagrebu (El Holocausto en Zagreb), al que siguió, el otoño pasado, Zidovi u Zagrebu: 1918-1941 (Judíos en Zagreb); estos dos libros denuncian el alcance de la participación de la Croacia fascista en crímenes contra la humanidad durante la Segunda Guerra Mundial.

 

¿Qué se lee en Croacia?

En 1991, la declaración de independencia de Croacia fue uno de los factores que desataron las guerras balcánicas. Gobernada desde hace casi una década por un presidente nacionalista, la pequeña república aspira a incorporarse a la Unión Europea. FP ha hablado con Nenad Popovic -director de la editorial Durieux de Zagreb, conocida por apoyar a los autores jóvenes y a los escritores en el exilio- para averiguar cómo concilian los croatas su futuro posnacionalista con su pasado reciente.

FOREIGN POLICY: ¿Qué está leyendo la gente en Zagreb?

Nenad Popovic: El pluralismo ha florecido desde que murió el presidente nacionalista de Croacia durante la guerra, Franjo Tudjman, en 1999. Entre las obras más destacadas están la novela autobiográfica de Julijana Matanovic, Zasto sam vam lagala (Por qué te mentí), que cuenta cómo era crecer en la Yugoslavia de [el mariscal Josip Broz] Tito, y el libro del periodista Ante Tomic Smotra Folklora (Festival de folklore), una colección de reportajes desde las zonas rurales olvidadas que en su día se publicaron en el diario Jutarnji List. Los autores extranjeros más populares son Naomi Klein, Umberto Eco, Salman Rushdie y Zadie Smith. También importamos literatura de Italia, Austria, Alemania y Hungría, países con los que compartimos historia e intereses similares.

FP: ¿Existe mucha literatura sobre la guerra de 1992-1995 contra Serbia y Bosnia?

N. P.: Nuestra máxima estrella internacional es Slavenka Drakulic, cuyos libros Café Europa y No matarían a una mosca: Criminales de guerra ante el Tribunal de La Haya cuentan la historia reciente del país a través de casos individuales y observaciones detalladas y críticas. Cuando la infraestructura editorial bosnia se derrumbó, durante la guerra, varios de sus autores se incorporaron al debate literario en Croacia. Entre ellos están Dzevad Karahasan, famoso por sus premiadas reflexiones sobre la guerra y el enfrentamiento entre el islam y el cristianismo; Ivan Lovrenovic, que escribe sobre la historia cultural de bosnia, y Semezdin Mehmedinovic, que describió la vida durante la guerra en Sarajevo Blues y ofreció sus impresiones de Norteamérica en la colección de poemas Devet Alexandrija (Nueve Alejandrías).

FP: ¿Quiénes son los autores croatas más provocadores?

N. P.: En los últimos meses, los comentaristas de Zagreb se han enfrentado a propósito de una nueva oleada de folletos en defensa de generales y políticos que son criminales de guerra, como Ante Gotovina y [el
difunto] Janko Bobetko. El historiador croata Ivo Goldstein formó un auténtico escándalo, hace dos años, con Holocaust u Zagrebu (El Holocausto en Zagreb), al que siguió, el otoño pasado, Zidovi u Zagrebu: 1918-1941 (Judíos en Zagreb); estos dos libros denuncian el alcance de la participación de la Croacia fascista en crímenes contra la humanidad durante la Segunda Guerra Mundial.