Miradas de Arabia

Dubai, antes una pequeña ciudad soñolienta de la península Arábiga, es hoy una de las que crece más deprisa de todo el mundo, con un PIB de 46.000 millones de dólares (unos 30.000 millones de euros) y una población que casi se ha duplicado en 10 años. Pero, entre la acumulación de fortunas, las carreras de caballos y las fiestas, ¿encuentran sus habitantes tiempo para leer? FP ha hablado con Isobel Abulhoul, directora y copropietaria de Magrudy’s, una cadena de librerías de la capital.

 

FOREIGN POLICY. ¿Qué lee la gente en Dubai?

Isobel Abulhoul: Debido a la situación geográfica de la ciudad, a los lectores les atraen libros como Nabeel’s Song (La canción de Nabeel), la obra de Jo Tatchell sobre el exilio del poeta iraquí Nabeel Yasin en tiempos de Sadam. También se está vendiendo bien El edificio Yacobián, de Alaa al Aswany, que aborda la corrupción y otros temas políticos en Egipto. Banat al Riyadh (Las chicas de Riad), de Rajaa Alsanea, un libro sobre cuatro mujeres en Arabia Saudí, se vendió tanto que no pudimos hacer frente a la demanda.

FP. ¿Se compran libros sobre las políticas hacia Oriente Medio?

I.A. Cualquier libro de actualidad que critique a Israel o a EE UU es muy popular. La gente siente que la guerra de Irak ha sido un desastre, así que Negar la evidencia, de Bob Woodward, y Battle Ready (Listo para la batalla), coescrito por el general de marines retirado Anthony Zinni, han sido muy solicitados.

FP. ¿Qué le prohíben vender?

I.A. La gente es consciente de la censura. En los Emiratos Árabes Unidos no se permiten libros contra la religión. No tenemos El espejismo de Dios, de Richard Dawkins. También se examina con cuidado cualquier obra sobre Oriente Medio que toque temas políticos delicados. Las memorias del presidente paquistaní, Pervez Musharraf, se publicaron sólo tras una revisión en detalle, porque una página y media estaba situada en Dubai.

FP. ¿Critican los medios el rápido desarrollo de Dubai o las condiciones de trabajo?

I.A. No. No hay periodistas locales, así que los trabajadores no tienen quien les represente. Todo se barre bajo la alfombra. Hay un periódico nuevo, llamado 7Days, más crítico, pero la censura impide que se lean comentarios como los que aparecen en Occidente. [La prensa] aún tiene que evolucionar. Dubai está lista.