La pira literaria de Chechenia

FOREIGN POLICY: ¿Cuáles
son los actuales hábitos de lectura en Chechenia?

Aslan Doukaev: La gente no lee tanto como antes del comienzo
de la segunda guerra chechena (1999). Aunque la mayoría de la gente
conoce a Shakespeare, Hemingway y Víctor Hugo, la demanda de historias
de detectives, ciencia-ficción, esotéricas y románticas
muestra que prefieren la lectura escapista al alimento intelectual. Los jóvenes
se esfuerzan por encontrar libros del japonés Haruki Murakami y del
novelista brasileño Paulo Coelho.

FP: ¿Cómo ha cambiado
la guerra las preferencias?

AD: La gente que intenta comprender las raíces del
conflicto en Chechenia lee historias de las relaciones ruso-chechenas como
la trilogía Largas Noches, de Abuzar Aidamirov, que describe las guerras
caucásicas y la resistencia chechena en el siglo xix. Es interesante
que lean también a autores antichechenos, como Kanta Ibragimov, un
escritor de origen checheno que vive en Moscú y que denigra continuamente
a Chechenia y a los chechenos. Los libros contra la guerra de fuera de Chechenia
no entran en el territorio en absoluto.

FP: ¿Y las bibliotecas?

AD: La destrucción de las bibliotecas chechenas
comenzó en 1944, cuando los chechenos fueron deportados en masa a Kazajistán
y la policía secreta soviética confiscó tantos libros
chechenos que cuando los quemaron en la plaza principal de Grozni dicen que
el fuego duró tres días. En 1995, las tropas rusas destruyeron
la biblioteca más grande de Grozni, la Biblioteca Chejov. La universidad
fue derribada; la biblioteca de mi casa fue saqueada dos veces por soldados
rusos. Mi hermana pudo rescatar sólo unos pocos libros.

FP: ¿Qué periódicos
pueden comprar los chechenos?

AD: El periódico más vendido es Novaya Gazeta,
con sede en Moscú, por su cobertura objetiva de Chechenia. El movimiento
de resistencia distribuye varios periódicos clandestinos, por ejemplo
Ichkeria (Chechenia) y Mexk-Qel (El Consejo de la Tierra). Poca gente -incluidos
también los representantes del Gobierno- lee los periódicos
locales oficiales y prorrusos.

FP: ¿Son accesibles los
canales de televisión y radio?

AD: La gente ve un canal local y dos canales de Moscú,
que reflejan los puntos de vista del Gobierno ruso. En cuanto a la radio,
hay una emisora que emite en onda media y onda larga en checheno desde una
base militar rusa. Las autoridades prorrusas siguen percibiendo nuestro servicio
de onda corta de Radio Free Europe/Radio Liberty como una radio enemiga.

FP: ¿Está amenazado
el chechén?

AD: Aunque los lingüistas lo adaptaron recientemente
al alfabeto latino, domina el ruso. Se pueden encontrar páginas web
en chechén de exiliados, pero los chechenos apenas tienen acceso a
ellas por falta de líneas telefónicas y, por supuesto, son páginas
prohibidas. Nuestra herencia lingüística se está erosionando
tan deprisa que en la víspera del referéndum constitucional
del año pasado, la administración prorrusa no pudo encontrar
a nadie para traducir las papeletas.

La pira literaria de Chechenia.


Aslan Doukaev es el director del servicio de Radio Free Europe/Radio
Liberty con sede en Praga, que emite diariamente para el Cáucaso Norte
en las lenguas avar, chechena y circasiana.

FOREIGN POLICY: ¿Cuáles
son los actuales hábitos de lectura en Chechenia?

Aslan Doukaev: La gente no lee tanto como antes del comienzo
de la segunda guerra chechena (1999). Aunque la mayoría de la gente
conoce a Shakespeare, Hemingway y Víctor Hugo, la demanda de historias
de detectives, ciencia-ficción, esotéricas y románticas
muestra que prefieren la lectura escapista al alimento intelectual. Los jóvenes
se esfuerzan por encontrar libros del japonés Haruki Murakami y del
novelista brasileño Paulo Coelho.

FP: ¿Cómo ha cambiado
la guerra las preferencias?

AD: La gente que intenta comprender las raíces del
conflicto en Chechenia lee historias de las relaciones ruso-chechenas como
la trilogía Largas Noches, de Abuzar Aidamirov, que describe las guerras
caucásicas y la resistencia chechena en el siglo xix. Es interesante
que lean también a autores antichechenos, como Kanta Ibragimov, un
escritor de origen checheno que vive en Moscú y que denigra continuamente
a Chechenia y a los chechenos. Los libros contra la guerra de fuera de Chechenia
no entran en el territorio en absoluto.

FP: ¿Y las bibliotecas?

AD: La destrucción de las bibliotecas chechenas
comenzó en 1944, cuando los chechenos fueron deportados en masa a Kazajistán
y la policía secreta soviética confiscó tantos libros
chechenos que cuando los quemaron en la plaza principal de Grozni dicen que
el fuego duró tres días. En 1995, las tropas rusas destruyeron
la biblioteca más grande de Grozni, la Biblioteca Chejov. La universidad
fue derribada; la biblioteca de mi casa fue saqueada dos veces por soldados
rusos. Mi hermana pudo rescatar sólo unos pocos libros.

FP: ¿Qué periódicos
pueden comprar los chechenos?

AD: El periódico más vendido es Novaya Gazeta,
con sede en Moscú, por su cobertura objetiva de Chechenia. El movimiento
de resistencia distribuye varios periódicos clandestinos, por ejemplo
Ichkeria (Chechenia) y Mexk-Qel (El Consejo de la Tierra). Poca gente -incluidos
también los representantes del Gobierno- lee los periódicos
locales oficiales y prorrusos.

FP: ¿Son accesibles los
canales de televisión y radio?

AD: La gente ve un canal local y dos canales de Moscú,
que reflejan los puntos de vista del Gobierno ruso. En cuanto a la radio,
hay una emisora que emite en onda media y onda larga en checheno desde una
base militar rusa. Las autoridades prorrusas siguen percibiendo nuestro servicio
de onda corta de Radio Free Europe/Radio Liberty como una radio enemiga.

FP: ¿Está amenazado
el chechén?

AD: Aunque los lingüistas lo adaptaron recientemente
al alfabeto latino, domina el ruso. Se pueden encontrar páginas web
en chechén de exiliados, pero los chechenos apenas tienen acceso a
ellas por falta de líneas telefónicas y, por supuesto, son páginas
prohibidas. Nuestra herencia lingüística se está erosionando
tan deprisa que en la víspera del referéndum constitucional
del año pasado, la administración prorrusa no pudo encontrar
a nadie para traducir las papeletas.