Johannesburgo pasa página

Los surafricanos siempre han
recurrido a la literatura para luchar contra los desafíos de su país, sea el
apartheid, la violencia criminal o la epidemia del sida. FP ha entrevistado a Shaun de Waal, crítico de arte y literatura en el periódico Mail & Guardian de Johannesburgo, sobre cómo una nueva generación de escritores está explorando el pasado para enfrentarse al presente.

FOREIGN POLICY. ¿Qué nuevos géneros están emergiendo en Suráfrica?

Shaun de Waal. Estamos presenciando el nacimiento de un género de confesiones, ya que la gente escribe sobre sus experiencias vitales. Un reciente best seller fue un libro titulado Smacked (Consumida por la heroína), de Melinda Ferguson, que habla de su experiencia con la drogadicción y cómo logró superarla: trató con vendedores de droga nigerianos, fue violada, perdió a su hijo y encontró el modo de recuperarse. Este tipo de literatura basada en confesiones personales es un nuevo elemento muy poderoso en Suráfrica. Un libro que recientemente ganó un gran premio literario —el galardón Alan Paton— es Aidsafari (El safari del sida), de Adam Levin. Es la historia de cuando descubrió que tenía VIH.

FP. ¿Existen temas tabú?

S. W. No hay muchos asuntos de los que no se quiera hablar. El VIH/sida ha sido un tema polémico en Suráfrica, en parte, a causa de la posición disidente tomada por el presidente. Sin embargo, existe un fuerte impulso para que todo salga a la luz. Hay un libro sobre un popular DJ llamado Khabzela, que murió muy joven por causas relacionadas con el sida. La escritora, Liz MacGregor, cuenta la vida del pinchadiscos, mostrando la reacción de su familia y cómo probó, sin éxito, diferentes métodos curativos tradicionales africanos. Historias como ésta logran que ciertos tabúes empiecen a romperse.

FP. ¿Quiénes son los autores que pisan más fuerte y cómo se están haciendo un nombre?

S. W. Están saliendo muchas de de las primeras novelas de algunos escritores. Morabo Morojele vivió en el exilio con su familia durante muchos años y volvió a Suráfrica a comienzos de los 90. Ha publicado recientemente un libro titulado How We Buried Puso (Cómo enterramos a Puso). Es interesante porque trata sobre la política en el marco de una saga familiar. Kgebetli Moele ha escrito Room 207 (Habitación 2007) sobre la emigración de los surafricanos negros de las zonas rurales a la gran ciudad, y cómo éstos se encuentran empobrecidos y en contacto con la delincuencia, el VIH y las drogas. Es una obra muy contemporánea, un trozo de la vida real. Por otro lado, Jane Taylor, escritora que vive en Johannesburgo, escribió una obra sobre el misterio de un asesinato llamada Of Wild Dogs (De perros salvajes). La gente se acerca ahora a las realidades de la vida en Suráfrica y crea literatura que aborda el hecho de que muchos surafricanos —blancos y negros— están a merced de delitos violentos.

FP. Ciudad de El Cabo celebró
su primera feria del libro internacional en junio. ¿Cuál fue la respuesta?

S. W. Ha generado una enorme expectación. Lo que sorprendió a los editores fue la reacción del público —no se trató sólo de una feria comercial, sino también de una exhibición para el público—. La gente acudió en riadas a comprar libros.

Johannesburgo pasa página

Los surafricanos siempre han
recurrido a la literatura para luchar contra los desafíos de su país, sea el
apartheid, la violencia criminal o la epidemia del sida. FP ha entrevistado a Shaun de Waal, crítico de arte y literatura en el periódico Mail & Guardian de Johannesburgo, sobre cómo una nueva generación de escritores está explorando el pasado para enfrentarse al presente.

FOREIGN POLICY. ¿Qué nuevos géneros están emergiendo en Suráfrica?

Shaun de Waal. Estamos presenciando el nacimiento de un género de confesiones, ya que la gente escribe sobre sus experiencias vitales. Un reciente best seller fue un libro titulado Smacked (Consumida por la heroína), de Melinda Ferguson, que habla de su experiencia con la drogadicción y cómo logró superarla: trató con vendedores de droga nigerianos, fue violada, perdió a su hijo y encontró el modo de recuperarse. Este tipo de literatura basada en confesiones personales es un nuevo elemento muy poderoso en Suráfrica. Un libro que recientemente ganó un gran premio literario —el galardón Alan Paton— es Aidsafari (El safari del sida), de Adam Levin. Es la historia de cuando descubrió que tenía VIH.

FP. ¿Existen temas tabú?

S. W. No hay muchos asuntos de los que no se quiera hablar. El VIH/sida ha sido un tema polémico en Suráfrica, en parte, a causa de la posición disidente tomada por el presidente. Sin embargo, existe un fuerte impulso para que todo salga a la luz. Hay un libro sobre un popular DJ llamado Khabzela, que murió muy joven por causas relacionadas con el sida. La escritora, Liz MacGregor, cuenta la vida del pinchadiscos, mostrando la reacción de su familia y cómo probó, sin éxito, diferentes métodos curativos tradicionales africanos. Historias como ésta logran que ciertos tabúes empiecen a romperse.

FP. ¿Quiénes son los autores que pisan más fuerte y cómo se están haciendo un nombre?

S. W. Están saliendo muchas de de las primeras novelas de algunos escritores. Morabo Morojele vivió en el exilio con su familia durante muchos años y volvió a Suráfrica a comienzos de los 90. Ha publicado recientemente un libro titulado How We Buried Puso (Cómo enterramos a Puso). Es interesante porque trata sobre la política en el marco de una saga familiar. Kgebetli Moele ha escrito Room 207 (Habitación 2007) sobre la emigración de los surafricanos negros de las zonas rurales a la gran ciudad, y cómo éstos se encuentran empobrecidos y en contacto con la delincuencia, el VIH y las drogas. Es una obra muy contemporánea, un trozo de la vida real. Por otro lado, Jane Taylor, escritora que vive en Johannesburgo, escribió una obra sobre el misterio de un asesinato llamada Of Wild Dogs (De perros salvajes). La gente se acerca ahora a las realidades de la vida en Suráfrica y crea literatura que aborda el hecho de que muchos surafricanos —blancos y negros— están a merced de delitos violentos.

FP. Ciudad de El Cabo celebró
su primera feria del libro internacional en junio. ¿Cuál fue la respuesta?

S. W. Ha generado una enorme expectación. Lo que sorprendió a los editores fue la reacción del público —no se trató sólo de una feria comercial, sino también de una exhibición para el público—. La gente acudió en riadas a comprar libros.

Entrevista: Carolyn O’Hara, redactora de la edición estadounidense de FP.